"La Prensa me puede criticar, regañar, maldecir"
La Prensa húngara se ha convertido, en el mejor estilo occidental, en una de las bestias negras del régimen. Para el-lo ha aprovechado la manga ancha del nuevo secretario general del partido comunista, Karoly Grosz. A su persona, él mismo lo reconoce, la tratan con guante de seda. "Mi trabajo lo aprecian, incluso demasiado". Pero esto no basta para que el líder húngaro esté contento con la forma en que los medios de comunicación hacen uso de su nueva libertad. "Durante muchos años pintaron una imagen distorsionada en una dirección. Y ahora distorsionan la realidad en la otra dirección. La pintan mucho peor de lo que es".Si se tratara de una mera ley de la física no le preocuparía mucho. "Si una espada de Toledo se comba hacia la derecha, hay que forzarla hacia la izquierda para que acabe enderezándose.Pero aquí no hablamos de una ley de la física, sino de un distorsionamiento teórico", explica sin resignarse. "Quizá en España no ocurra, pero en Hungría cada periodista quiere inventar alto tan grandioso que le garantice que su nombre entra en la historia".Grosz, como periodista que es, sabe que la noticia, evidentemente, es que el cartero muerda al perro. "Pero si lee usted los diarios de hoy puede ver que hay perros cobardes y carteros muy furiosos". ¿Quiénes son? "Simbólicamente, las personas que realizan su trabajo cada día honradamente. De ellas no se dice nada bueno". "A mí me pueden criticar, maldecir, regañar, incluso sin razón. Pero con el obrero, el campesino, el intelectual, arremeten sin razón". "Como periodista nunca me he permitido esto, y por ello pienso que tengo la base moral para pedirles a mis colegas que sean objetivos frente al pueblo".
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