Diez años de pontificado

El 16 de octubre se cumplió el 10º aniversario de la elección de Juan Pablo II, 10 años de una intensidad abrumadora: encíclicas, documentos pastorales, discursos, viajes apostólicos, etcétera. Su riqueza pastoral es difícil de resumir. El interés que despierta el romano pontífice no radica -como algunos afirman- en presentarlo como líder humano o una personalidad carismática, aunque sin duda lo es, sino que radica en unas dotes espirituales profundamente enraizadas, su fuerza está en transmitir a los demás los frutos de su oración.Es un trabajador infatigable. Se siente sucesor de Pedro, y también el receptor de Pablo en la dimensión viajera. Juan Pablo II ejerce su considerable autoridad para reforzar el catolicismo, clarificar sus enseñanzas, e impulsa la importancia de cada Iglesia local como parte de la Iglesia universal. Su popularidad se apoya en la defensa valiente de temas impopulares, dice verdades que escuecen a quienes le oyen, su técnica es la exigencia, a todos pide un esfuerzo mayor en cumplir las exigencias del Evangelio, y asombrosamente las multitudes le aplauden entusiasmadas.

Con humildad y convicción dice: "No me aplauden a mí, sino al sucesor de Pedro. Lo harían con cualquier otro en mi lugar". Y nosotros añadiremos que también por su fidelidad a realizar la voluntad de Dios. En su primer discurso al ser elegido Papa el 16 de octubre de 1978 dijo: "Me presento a todos vosotros para confesar nuestra fe común, nuestra esperanza y también para comenzar de nuevo el camino de la historia de la Iglesia, y conservarlo con la ayuda de Dios y de los hombres". Nadie dudamos que lo hace realidad.

Los esfuerzos de su vida van encaminados a dar a conocer el mensaje de Cristo, de modo que los hombres se apliquen los méritos que Él nos ganó en la cruz. Reavivando la fe y palpando las necesidades de los fieles. Gracias y felicidades, Santo Padre, en el 102 aniversario de su pontificado- Conchita Martínez de Gil,