Viejos hábitos
EL PAÍSMarc Chagall adquirió la nacionalidad francesa y murió en su residencia en Saint-Paul de Vence a los 9,7 años. Sin embargo, no perdió jamás los viejos hábitos de su lugar de origen. Chagall era judío -en 1933, Goebbels ordenó quemar en Marinheim, sus cuadros-, pero no quería ostentar tampoco esta etiqueta. Acompañaba sus frugales comidas siempre con té y se casó dos veces, con dos rusas.
A su regreso a Rusia, tras los primeros años parisinos, se casa con Bella Rosenfeld, un amor de su infancia a quien retrató una y otra vez hasta su muerte en 1947.
Mientras fue director de la escuela de artes en Vitebsk, tuvo como alumno a Lissitsk. Kasimir Malevich era profesor de artes gráficas. Chagall se sumergía cada vez más en la expresión de un mundo cerrado e interior, en una pintura del individuo. Malevich fomentaba en la escuela la revolución suprematista que finalmente puso en su contra a los estudiantes de la escuela. Chagall optó por partir de su ciudad para no volver a ella.
En el Moscú de los años veinte realizó varias pinturas murales para el teatro judío. En uno de los paneles tigurabia Lenin vestido de acróbata y cabeza abajo. Se llevó uno de los paneles a Estados Unidos, donde fue dividido en tres partes; "un error", manifestó posteriormente.
Chagall demostró tanto apego a estas obras que durante años permanecieron enrolladas en los depósitos del museo Tretiakov, tras el incendio del teatro judío durante la época de Stalin. Estas obras no fueron sacadas del depósito más que una vez, durante la visita de Chagall a Moscú en 1973. El telón del teatro judío fue desenrollado frente a él para ser firmado por su autor 50 años después de su realización.
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