Ganancias y calidad en las emisoras
Permítame felicitar, muy efusivamente, a don Jerónimo Florit por su artículo titulado No es cuestión de elites.
Ya estaba notándose demasiado el silencio que merecen todos y cada uno de los argumentos que se exponen allí. Porque, efectivamente, la inmensa mayoría de las emisoras de cualquier medio de comunicación audiovisual son tan antiguas, están tan deterioradas que cualquier comparación resulta fútil.
Pero tenemos que seguir aguantando a los altos empleados de TVE, al menos cuando presumen de haber ganado no sé cuántos miles de millones. ¡Naturalmente, señores! Mientras los oyentes soporten la pésima calidad de sus emisiones, mientras esté pasada de moda la música porque está de moda el ruido -y no exclusivamente de los rockeros, porque la música como tal murió con Stravinski-, ustedes podrán presumir de ganar dinero, pero el día que se les exija renovar el material de sus emisoras, comprar cámaras de televisión con alcance óptico suficiente para un campo de fútbol o incluso un coso taurino, el día en que no tengan que pelearse casi a bofetadas los realizadores de TVE por una cámara, ese día, repito, el balance volverá a ser negativo, con números rojos gordísimos, y seremos muchos los que no repetiremos las ingenuidades del señor Fraga contra la televisión porque nuestros argumentos más duros están ahí, precisamente en el artículo de Florit.
Incluso lo que él no dice, por falta de espacio sin duda, como es que resulta del género estúpido transmitir un concierto de orquesta cuando no se dispone de asesores, al menos al pie de cada cámara y con la partitura en la mano.
En caso contrario, sucede lo que estamos viendo: las cámaras enfocan a los violines cuando suenan los trombones, etcétera-
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