Degollar sin sufrimiento

En EL PAÍS del 14 de diciembre de 1985, página 23, aparece una foto tomada en el matadero de Colmenar Viejo (Madrid) donde se ve que por medio de poleas han colgado una vaca de una pata mientras dos matarifes musulmanes la degüellan según el rito islámico. En el pie de foto viene este sorprendente comentario: "La muerte de las reses, según el mandato religioso islámico, ha de realizarse manualmente, degollando al animal para que sufra lo menos posible y se desangre por completo a fin de que la carne sea más sana".El autor de tal texto parece tomar por inocente al lector, pues ¿quién puede creer que en algún momento se haya tenido en cuenta el sufrimiento del animal si en vivo se cuelgan de una pata sus 500-800 kilos de peso?

Si se degüella manualmente, dejándolos morir lentamente, la verdad científica es que los tremendos dolores y estrés, así como las enormes descargas de adrenalina, se traducen en acumulación de toxinas en detrimento de la calidad de la carne, lo que el rito islámico, creado hace siglos, no podía lógicamente conocer como en el siglo XX se sabe. Pero aún hay otra razón más para rechazar tal práctica. Y aun cuando al islam, como doctrina antropocéntrica que es no le preocupe el sufrimiento de los otros seres vivos y sensibles, no es menos evidente que en los países europeos como el nuestro la ley impone la muerte humanitaria en los mataderos mediante la utilización de la insensibilización por descarga eléctrica, por ejemplo. Por ello corresponde a nuestras autoridades prohibir actos como los de Colmenar Viejo, y a los ecologistas y proteccionistas, expresar la repulsa por tales acciones.