Los socialistas echan en cara a Pertini su 'devoción' por la figura de Enrico Berlinguer

El Partido Socialista Italiano (PSI) ha comenzado a debatir los resultados negativos de las últimas elecciones europeas, en las cuales el partido de Bettino Craxi perdió 800.000 votos. No han tenido miedo los socialistas en hacer una seria autocrítica, reuniendo a la Asamblea Nacional creada en el último congreso de Verona, en la que participan 400 personas, tanto con carné como sin él. Estos últimos son casi todos personajes de la cultura o de las artes que, sin pertenecer al partido, se inspiran idealmente en el socialismo.Le ha tocado al joven vicesecretario Claudio Martelli, considerado desde hace años el delfín natural de Craxi, pronunciar el discurso de apertura. Y ha sido muy explícito. Y prudente. Aunque tampoco tuvo pelos en la lengua y llegó incluso a lanzar una pulla al presidente de la República, el también socialista Sandro Pertini, acusándole de haber ayudado al PCI a ganar votos con su benevolente actitud tras la muerte y durante el funeral de Enrico Berlinguer, cuyo cadáver trasladó en su propio avión de Padua a Roma.

Pero al mismo tiempo, Martelli, de quien se habla como el coordinador del partido mientras el secretario general, Bettino Craxi, siga en la jefatura del Gobierno, ha abierto espacios de diálogo con el partido comunista, convocándole a colaborar para el desarrollo del país y achacando las últimas guerras entre socialistas y comunistas a "problemas e incomprensiones contingentes".

No se excluye un congreso extraordinario dentro de un año para replantear la línea política de un partido que estaba llamado a un crecimiento consistente de votos tras haber conquistado la presidencia del Gobierno, y que, en cambio, ha perdido cohesión interna. La izquierda del partido, que ha sido muy dura con Craxi, lo ha achacado a la ruptura del partido con los comunistas.