Indira Gandhi ordena que el Ejército intervenga en Punjab

Agencias

La primera ministra india, Indira Gandhi, ordenó a última hora del sábado la intervención del Ejército en el Estado noroccidental de Punjab para acabar con casi dos años de violencia religiosa, protagonizada fundamentalmente por los sijs, que ha causado más de 700 muertos. Soldados de elite rodean el Templo Dorado, lugar sagrado para esta minoría, en el que se encuentran refugiados los estados mayores de las principales facciones sijs, lo que ha llevado a anunciar al líder radical Jarnail Singh Whindranwale que ha estallado la guerra entre los sijs y el Gobierno.El detonante de esta decisión de Indira Gandhi fue la campaña de desobediencia civil y de movilizaciones para paralizar los suministros de alimentos y de energía desde Punjab a otros Estados de la Unión, convocada para ayer por el principal partido sij, Akali Dal.

Pocas horas antes se había alcanzado una de las más altas cotas del largo enfrentamiento entre los sijs y el poder central, cuando el viernes un tiroteo entre las fuerzas de seguridad y extremistas sijs refugiados en el Templo Dorado se saldó con 12 muertos y cerca de 30 heridos. A este enfrentamiento siguió una serie de atentados en diversos lugares de Punjab, que causaron por lo menos 14 muertos más, entre ellos, un diputado.

A última hora de la tarde del sábado, decenas de miles de soldados comenzaron a desplegarse en el Punjab, donde las fuerzas de seguridad (policía y gendarmería) fueron colocadas bajo el mando único del Ejército. En las principales localidades del Estado se ha decretado un toque de queda de 24 horas diarias durante tres días.

Miembros del Akali Dal están ya preparados para tratar de impedir el comercio y el almacenamiento de granos, principal producción de Punjab, pero la campaña ha quedado aplazada hasta ver la decisión que hoy tome la dirección del Akali Dal.

Tanto el líder de este grupo, Marchand Sing Longowal, como su oponente más radical, Bhindranwale, han condenado la intervención del Ejército. Para Bhindrariwale la respuesta de los sijs a Nueva Delhi sólo puede ser "la lucha a muerte".

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