La moción de confianza ganada por Craxi enmascara una grave crisis de Gobierno

El Gobierno italiano de Bettino Craxi se vio obligado ayer a pedir de nuevo un voto de confianza al Parlamento para poder abreviar el debate para la aprobación de un decreto-ley antiinflacionario que supone recortes salariales. Horas antes, de madrugada, había ganado otra moción de confianza en un clima tal de tensión que, según los observadores, evidencia que el Gobierno atraviesa ya una crisis que si no se formaliza es sólo porque nadie se atreve a firmarla en vísperas de las elecciones europeas.La guerra entre el Partido Socialista y el Partido Comunista Italiano es durísima. Enrico Berlinguer, secretario comunista, dijo el viernes por la noche en el Parlamento que su partido está dispuesto a apoyar "otros Gobiernos", evidentemente sin los socialistas. Los comunistas han anunciado una oposición total en el Parlamento contra la política econóniica y han afirmado que no se trata sólo de oponerse a un decreto económico, sino también de hacer caer un Gobierno que, según ellos, está poniendo en crisis la mismas instituciones democráticas del país.

El presidente del Gobierno, Bettino Craxi, es acusado por la izquierda no socialista de actuar con demasiada arrogancia y autoritarismo, de favorecer a los involucrados en la logia P-2, de Licio Gelli, por haber defendido al ministro de Presupuestos Pietro Longo, cuya dimisión han pedido los comunistas, y de "haber ofendido al Parlamento".

Todo empezó en el último congreso socialista de Verona, cuando Craxi tuvo palabras muy duras contra la poca funcionalidad del Parlamento. La reacción de la oposición ha sido radical. Craxi se ha defendido afirmando que nunca quiso ofender al Parlamento, sino revelar que es una institución paralizada por el obstruccionismo llevado a cabo por los comunistas.