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El Estado necesitó financiación, en los cuatro primeros meses del año por valor de 805.000 millones de pesetas

Los gastos del Estado han excedido a los ingresos en 734.330 millones de pesetas hasta el 23 de abril, lo que ha supuesto unas necesidades de financiación de 805.000 millones de pesetas. El déficit de caja supera así la mitad de los 1,3 billones de pesetas previstos para todo el año, pese a que se mantiene el bajo nivel de ejecución de los presupuestos y su concentración en las actividades menos productivas. Su persistencia amenaza con requerir una nueva elevación de los coeficientes de caja de las entidades de crédito, medida temida en la última semana por medios financieros y que ahora se considera evitada.

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Por la pujanza del déficit, un 74,5% más alto que en el mismo período del año anterior, así como por la continuidad de las entradas de dinero desde el exterior, los bancos y cajas consideraban inevitable en, las últimas semanas una nueva elevación de sus coeficientes de caja por parte del Banco de España, que retira así dinero del sistema para contribuir a reducir la inflación. Pero el conocimiento de que se mantiene un riguroso control de la masa monetaria, unido a la liquidación de impuestos y retenciones fiscales por más de 350.000 millones de pesetas que se efectúa en estos días y termina hoy, ha despejado de momento las incógnitas.Después de que en los tres primeros meses del año la masa monetaria ha tendido a situarse en la parte alta de los objetivos trazados y se ha distribuido muy desigualmente -el crédito interno al sector privado descendió el 1,5% y el del sector público creció un 54%-, en los primeros veinte días de abril las disponibilidades líquidas han aumentado sólo un 9,4%, menos de un punto por debajo del objetivo central del 10,5%. Sin embargo, el déficit público ha crecido en estas fechas cerca de 200.000 millones de pesetas, con lo cual parece haberse registrado otra caída del crédito interno privado, algo compensada por la financiación del exterior y la autofinanciación lograda por reducciones de costes salariales.

Superadas las previsiones

Las necesidades de financiación del Estado, cubiertas en su mayor parte por la emisión de pagarés del Tesoro, han excedido en más de 100.000 millones de pesetas las previsiones iniciales.

A 23 de abril, se había acelerado el ritmo de ejecución de los presupuestos detectado al principio. Pero apenas ha llegado al nivel de 1983, especialmente en un capítulo tan útil ante la atonía inversora privada como las inversiones reales, donde iba cumplido sólo el 9,1% de lo previsto, contra el 14,2% en las mismas fechas de 1983. Este signo responde sobre todo a que las inversiones de obras públicas y urbanismo, de inmediato impacto en el empleo, sólo se han cumplido en un 8,8%, frente al 14,9%. del año pasado.

En términos absolutos, las inversiones reales (capítulo VI de los presupuestos) han descendido un 22,6% sobre el mismo período de 1983, ya de escasa actividad, pues había unos presupuestos prorrogados por la nueva Administración socialista. No obstante, las transferencias de capital (capítulo VII) han acelerado su grado de cumplimiento (26,3% ahora y 21,3% el año pasado) y crecido en términos absolutos un 70%, debido a las dirigidas a empresas públicas y a las autonomías. Pero cabe precisar que buena parte de este segundo concepto inversor va a amortizar créditos y a pagar intereses, dentro del proceso de saneamiento financiero en curso.

Mientras el conjunto de las operaciones corrientes ha consumido un 26,5% de lo presupuestado (29% el año pasado por las mismas fechas), las de capital han observado una media del 19,6% (18,4% en 1983).

Las mayores necesidades de financiación del Estado han generado aumento de la masa monetaria y han coincidido con el notable incremento de las entradas de dinero procedente del exterior. Por ello, el Banco de España, para cumplir los objetivos monetarios ha tenido que retirar dinero del sistema por una doble vía: elevar los coeficientes de caja y comprar pagarés al Tesoro para luego recolocarlos entre las entidades de crédito y drenar así su liquidez.

Una vez que los nuevos instrumentos de la política monetaria autorizaron al Banco emisor a disponer que los intermediarios le entreguen hasta el 20% de sus depósitos, la autoridad monetaria se hizo con una cartera importante y desde que empezó la primavera dejó dicho coeficiente en el 18% mientras centraba su intervención en las ventas de cartera. A finales de abril, ésta, casi se había agotado, por lo que bancos y cajas empezaron a temer la subida del 18% al 20%. El Banco de España prefirió esperar, porque a principios de mayo las entidades de crédito debían desprenderse de 350.000 a 400.000 millones de retenciones e impuestos por cuenta de sus clientes. Entretanto, ha comprado pagarés al Tesoro y ha recomprado a los bancos, que hoy terminan sus liquidaciones a Hacienda y que presumiblemente necesitarán durante las dos próximas semanas que la autoridad monetaria inyecte dinero al sistema para que los tipos de interés no suban mucho. Pero luego hay vencimientos de pagarés muy importantes y en 20 días puede ser necesario retirar grandes masas de liquidez.

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