Astracanada

El éxito de la enloquecida comedia Buscando a Perico ha animado a Antonio del Real y a sus guionistas a continuar en la misma línea cómica. En esta ocasión, pretendiendo inspirarse en complejos sucesos de la vida real -el mundo interno de un hospital español-, pero sin proponerse una investigación de la posible corrupción que denuncian. Han dado libertad al tópico y el resultado es inconsistente.La imaginación al crear gags no es tampoco más brillante. Los personajes se limitan a tropezar, a pisarse, a descalabrarse, sin peso, como caricaturas de un chiste inmediato; ninguno de Como es lógico, con situaciones como las que interpretan, los actores tienen que limitarse a la patochada, sin hacer un trabajo que recuerde sus buenas actuaciones anteriores. Ni siquiera parecen divertirse, a excepción de Luis Barbero, en su papel de viejo semental. Algunos, como el doctor Cabeza, ni siquiera son actores. El camino del astracán ha sido siempre una solución para el cine español, pero también su más grave peligro. Lo que Berlanga suele realizar con cuidado, ahondando el aspecto de improvisación, engaña a los directores que no comprenden ese trabajo interior, que no debe dar paso a lo gratuito.Antonio del Real ha hecho mejores películas que la que ahora nos ofrece: Y del Seguro... ¡líbranos, Señor! debería ser superada por sus títulos siguientes. El tema del desmadre de los hospitales españoles sigue virgen. Sin embargo, hay que señalar que buena parte del público se ríe con la versión que aquí se da.