Los mediterráneos y las multas de circulación
Defendí a un barcelonés de una sanción que le retiró el cárnet de conducir aplicando el artículo 289 del Código de Circulación (entonces artículo 278). Luego el Tribunal Supremo anuló la sanción en lo que -según mis datos- es una de las dos únicas sentencias de dicho tribunal sobre aquel artículo Por tanto, no creo que se me pueda tildar, de entrada, de partidario indiscriminado de dicho precepto del Código de Circulación.Dicho lo anterior, ante unas declaraciones del Director General de Tráfico sobre la posible aplicación del artículo 289 del Código de Circulación que admite retirar el carnet de conducir por tres meses a quienes se imponga un mínimo de seis multas en un año, me resulta inaudito que los deudores por multas de tráfico hayan encontrado la defensa de tantos medios de comunicación. Debería ser inconcebible que en cualquier país con un mínimo de civismo se hallara a tantos defensores de incumplir el elemental deber de pagar las multas de circulación, y digo inconcebible porque a este país nadie lo levantará sin un civismo del que colectivamente estamos muy lejos de alcanzar, ya que ningún país puede funcionar mediante la sanción continua, mediante un inspector para que se cumpla la sanción, y mediante otro inspector para controlar al inspector. Estas defensas sólo contribuyen a incrementar el incivismo colectivo en este país tradicionalmente falto de ética, en el que lo urgente es fomentar el clima de cumplimiento de todas las normas jurídicas. En este país muchos sonríen ante aquellos nórdicos que en una manifestación callejera cumplieron las normas de circulación peatonal o ante aquellos otros que fueron en manifestación a recibir a un personaje que llegaba en tren y todos pagaron el billete de andén, es decir que se sonríe ante los actos de civismo, esgrimiendo como alternativa disculpatoria nuestra condición mediterranea. Pero cuando luego constatamos los graves incumplimientos en cuestiones mucho más importantes para la colectividad (Seguridad Social, alimentación, divisas, impuestos, etcétera) no queremos reconocer que son producto, en gran parte, de ese mismo clima incívico creado por todos a base del incumplimiento de tantas normas y leyes cotidianas. /
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