Frenazo al proceso democratizador en Brasil

El presidente brasileño João Batista Figueiredo ha cumplido la mitad de su mandato como jefe de Estado, mientras el proceso de apertura política está siendo frenado a medida que se aproximan las elecciones del 15 de noviembre próximo, según opinan los observadores políticos en Brasilia.El general Figueiredo, de 61 años de edad, comenzó su mandato presidencial hace tres años, afirmando que dejaría a su sucesor un país democratizado.

Pero tras la adopción de importantes medidas aperturistas, como la amnistía para delitos políticos, el retorno de los exiliados, el fin del bipartidismo y la elección de los gobernadores de los Estados, el proyecto democratizador ha sufrido un frenazo.

Aunque las medidas electorales adoptadas por las autoridades para dar mayores posibilidades de triunfo al partido gubernamental no comprometan en principio el proceso, aperturista, sí van a suponer una aminoración del ritmo democratizador.

La principal de estas medidas electorales obliga a los votantes a dar su voto a un solo partido y prohíbe las coaliciones entre las formaciones políticas.

Los dirigentes brasileños no se han dejado desbordar en ningún momento en su política aperturista. En todos los conflictos sociales, especialmente durante las huelgas de São Paulo de 1980, los gobernantes optaron por la línea de extrema firmeza. Así, el dirigente de los metalúrgicos de la citada ciudad brasileña, Luis Ignacio da Silva, Lula, fue detenido y condenado por tribunales militares.

En el plano económico, el balance de los tres primeros años de presidencia de Figueiredo no es totalmente positivo. El crecimiento del último año se acerca a cero, la crisis afecta gravemente al sector automovilístico, mientras cuatro millones de personas sufren el paro en las grandes ciudades del país y los proyectos de desarrollo han disparado la inflación.