Frustraciones de un ministro

«Me voy satisfecho, pero pensando más en lo que nos quedaba por haber que en las obras que ya hemos realizado», dijo ayer el ministro de Cultura, Iñigo Cavero, en uno de sus últimos actos oficiales como ministro, el de la inauguración en el Museo del Prado de la exposición sobre pintura clásica española ausente de España.Iñigo Cavero, que en poco más de un año que ha permanecido al frente de la cartera de Cultura ha asistido al regreso del Guernica, a las celebraciones de los centenarios de Picasso y Calderón, entre otros hechos culturales, abandona su ocupación ministerial satisfecho, por una parte, pero con la conciencia explícita de que quedaban todavía en este departamento importantes problemas que resolver, tales como la promulgación de una nueva ley del Patrimonio, la ley de Propiedad Intelectual, la ley de Teatro, así como las obras de ampliación del Museo del Prado y la definitiva construcción del nuevo auditorio de Madrid.

La mayor satisfacción, no obstante, de Iñigo Cavero en todo el tiempo que ha estado al frente del Ministerio de Cultura ha sido la de «comprobar hasta qué punto se ha producido en todo este tiempo un renacimiento de la sensibilidad ciudadana por los bienes de la cultura».