Rodríguez Sahagún preside los actos castrenses con motivo de la festividad de Santa Bárbara

«Nuestro esfuerzo tiene que estar tejido de solidaridades, de entendimientos y de anhelos de paz, y hay tanto que hacer hacia adelante como otros hicieron en el pasado, con la diferencia de que el tiempo presente es el nuestro», dijo el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, durante los actos de conmemoración de la festividad de Santa Bárbara, celebrados ayer en la Academia de Artillería, que estuvieron presididos por el vicepresidente primero del Gobierno, y a los que asistió el ministro de Defensa, el director de la Escuela, general Carmona, y el general jefe de Artillería Víctor Castro Sanmartín.Rodríguez Sahagún señaló la necesidad de desarrollar una gran ilusión colectiva sobre unas cuantas coordenadas capaces de mover a todos los españoles como una comunidad de hombres libres y responsables que somos, aceptando con realismo los problemas que tenemos, pero asumiendo también el reto de generar la voluntad solidaria que nos permita superarlos.

El ministro señaló que hay que tratar de evitar el confusionismo que genera el gusto por el sensacionalismo, la difusión de los rumores y, a veces, el vacío de una información oportuna y adecuada.

Señaló que es preciso, en momentos como los actuales, fomentar el aprecio por la verdad objetiva y comprometernos cada uno con la sociedad, en un esfuerzo solidario, cumpliendo con nuestro deber particular en el puesto que ocupamos. En la misma línea, significó la necesidad de un esfuerzo permanente de racionalidad, como corresponde a una comunidad nacional que aspira a vivir unida en paz, justicia, libertad, orden y prosperidad. «España y los españoles», dijo Rodríguez Sahagún, «necesitamos del esfuerzo cotidiano y del trabajo, de comportamientos ilusionados y solidarios. Pero podemos tener la seguridad de que desde ese esfuerzo, ese sacrificio y esa entrega permanente, podemos aspirar a un tiempo nuevo de paz y bienestar, en la certeza de que la voluntad todo lo puede y de que, por muy alta que sea una colina, siempre en la cima se encuentra un sendero».