Injusticia y paz
A lo largo de toda la historia de la humanidad hemos podido comprobar la creciente inclinación del hombre por fabricar utensilios bélicos para su propia destrucción. Desde el uso de la piedra hasta el más sofisticado artefacto, como la bomba de neutrones.Si es verdad que con el paso del tiempo aumenta su capacidad inventiva y creadora, también aumentan su codicia, egoísmo, envidia, avaricia, y esto provoca la discordia, no sólo entre distintas comunidades, sino también entre componentes de una misma comunidad.
Ya es sabido la aparición de grandes genios en nuestra cultura, que entregaron sus vidas al servicio de la humanidad, pero también se da por hecho la existencia de individuos que utilizaron el trabajo de estos admirables personajes para provecho particular y campañas tan denigrantes como la guerra. Y yo me pregunto: ¿Merece la pena consagrar una vida en pro de la investigación si en nuestra sociedad su único y último fin será destruir el mundo?
Nos estamos acercando a unos tiempos en que paz y amor pasarán a ser utopía. Dos palabras que, a través de los tiempos, han sido, junto con libertad, el lema de todas las generaciones de jóvenes. Pero que, después, esos jóvenes se han convertido en adultos y ha continuado existiendo el odio, el rencor y la guerra.
Mucho ha sido lo que se ha dicho y escrito en favor de la paz, pero nunca con resultados mínimamente satisfactorios. Y es que la paz tiene un enemigo muy poderoso y terrorífico, la injusticia, y contra ella no existe arma que la destruya por completo. La injusticia se alimenta con el fracaso de la paz y esta va quedando relegada a un segundo plano, aun teniendo por aliado la verdad, que en realidad nadie la conoce, ni siquiera la paz. La verdad es un fantasma que anda suelto por la vida y que nadie nunca lo ha visto, tocado ni sentido./
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