Paco Camino, herido grave en Aranjuez

Paco Camino llenó la plaza de camínístas prestos al delirio, que se encontraron a un diestro sin facultades, pero con más ganas que nunca. En el cuarto sufrió dos desarmes, pero, de pronto, surgió su casta torera y hubo dos naturales largos, hondos y templados. Al iniciar el tercero, el toro le cogió de manera impresionante, le lanzó a gran altura y, al caer, le corneó en el cuello, pecho y piernas. Junto a la impresión que produjo la aparatosa cogida, quedó el recuerdo de la torería de Camino en los derechazos, un cambio de mano y dos naturales.Paquirri dio una lección de aplastante vulgaridad. En su primera faena se hartó de pegar pases, derechazos y zurdazos, a destajo y todos insípidos. En el quinto hizo una faena efectista, con muchos muletazos rápidos, sin temple y rectificando la posición en cada remate. Repitió hasta la saciedad los dos pases, que salían siempre enganchados. Paquirri, que tras su habitual larga no se estuvo nunca, quieto con el capote. Trabajó mucho, pero cansó a todos, paquirristas incluidos.Esplá, nulo con el capote, dio varias vueltas al ruedo con las banderillas en su intento del rejoneo a pie. Con la muleta no pasó de superficial, vulgar y ratonero.

La impresión que produjo la cogida de Camino fue enorme. La verdad es que reapareció (hacía dos años que no toreaba en Madrid) con mucha torería, aunque no se confiara con su primer enemigo.