Duras críticas a los obispos en Holanda, tras el sínodo

Una auténtica tempestad de críticas ha acogido a los siete obispos holandeses a su regreso de Roma, una vez finalizado el sínodo especialmente convocado por el papa Juan Pablo Il. Prácticamente todos los diarios de los Países Bajos califican la actuación de los obispos como «claudicante», y ya se han alzado voces como la del secretario del Consejo Interiglesias, Fiolet, que valora negativamente el sínodo desde el punto de vista del ecumenismo.Como ya temían los sectores progresistas de la Iglesia holandesa antes de la reunión de Roma, los dos obispos más conservadores, Gijsen y Simonis, han recibido un cierto respaldo de la curia. De Volkskrant, diario católico de izquierda, afirma que existe de nuevo un gran riesgo de «guerra fría» entre fieles y obispos.

Entre los aspectos más negativos del sínodo holandés, según los sectores progresistas, figura la negativa de Juan Pablo II a permitir que sacerdotes casados sigan ejerciendo su ministerio, así como la creación de una comisión encargada de estudiar las actividades de los asistentes pastorales laicos, que realizan una tarea muy próxima a la de los sacerdotes. Trescientos cincuenta asistentes pastorales han anunciado ya una próxima reunión para debatir el documento sinodal.

Medios cercanos al obispado de Utrecht, sede del primado Willebrandt, temían una reacción popular solidaria con los sacerdotes casados, que van a ver «regularizada» su situación, prohibiéndoseles oficiar la misa e impartir los sacramentos.

En medios intelectuales preocupa también el rechazo de Roma a las innovaciones litúrgicas y, en concreto, la negativa a autorizar las absoluciones colectivas, excepto en casos muy especiales.

Los protestantes -Iglesia tan importante como la católica en los Países Bajos, con un 40%, aproximadamente, del conjunto de cristianos- ven con recelo el giro que puede experimentar la actuación de los obispos holandeses. El diario Trouw titulaba a toda página: «La debilidad de los obispos, puesta dolorosamente de manifiesto.»

Pero no son sólo los protestantes quienes critican la postura adoptada por los obispos católicos. El secretario de la Asociación de Estudiantes Católicos, Ben Vredebrech, ha dicho que éstos «han abdicado de su papel como líderes espirituales y un antiguo profesor de teología de monseñor Gijsen, el padre Sanders, añadía: «Cada Iglesia tiene derecho a su propia imagen. Han puesto una máscara parcial sobre la Iglesia holandesa.» Más violentas son las declaraciones del dominico André Lascaris: «Estamos en el camino de una lenta evolución hacia el cisma», o del jesuita Van Kilsdonk: «Los obispos, hombres de paja, han sido enjaulados y castrados.»