No somos diferentes

Uno de los argumentos que con más frecuencia esgrimen las personas antidivorcistas es que los hijos de los divorciados son la mayoría delincuentes. ¿Qué podemos pensar de nuestro país, «reserva espiritual de Occidente», donde las familias «unidas» y felices son modelos de padres? ¿Qué pasa con los asesinatos, robos y violaciones de todos los días?Menos mal que esto sucede antes de que haya divorcio, pues de lo contrario ya tendrían los antidivorcistas a quién cargar la culpa. «España no es diferente.» Si acaso lo es por el considerable retraso en todos los órdenes con respecto a otros países, pero cuando nuestro nivel de vida y cultura ha aumentado y las relaciones con otros países empezaron a ser frecuentes, estamos comprobando que no somos distintos.

No nos engañemos.