PSG-Real Madrid, una rivalidad mundial en todos los frentes en la semifinal más demandada
Enfrentados durante años por la Superliga y por Mbappé, se cruzan en momentos de construcción muy distintos en el duelo más buscado del torneo

Xabi Alonso no quería calcular demasiado después de ganar al Borussia Dortmund y clasificarse para el penúltimo partido del Mundial de Clubes contra el Paris Saint-Germain: “No estoy pensando todavía en las semis. Me voy a tomar una horita, dos horitas de tranquilidad, para bajar un poquito la tensión, y a partir de que montemos en el avión ya estaré pensando”, dijo todavía en el estadio MetLife de New Jersey. Pero no necesitó llegar a verse instalado en su asiento de regreso a Palm Beach para dar la medida de lo que sucederá el miércoles en ese mismo recinto, el choque de los dos últimos campeones de Europa: “Partidazo. Nos enfrentamos al vigente campeón de la Champions, que viene de una inercia muy positiva”. Pero no solo eso.
Se trata de un duelo repleto de matices y cuentas pendientes, de los despachos y los juzgados hasta los campos en los que se han batido en los últimos años de manera memorable. El tamaño del enfrentamiento no solo ha activado a ambos clubes; ha electrizado un torneo recién estrenado al que se le ha presentado el partido más grande, muy lejos de la otra semifinal a juzgar por el interés del público. El sistema de precios dinámicos de la FIFA, que fluctúa en función de la demanda, ofrecía ayer entradas para el Fluminense-Chelsea del martes a partir de 13,40 dólares (11,65 euros). Las más baratas para el PSG-Real Madrid costaban 17 veces más, 232,28 dólares (201,96 euros).
El Mundial de Clubes que ahora cruza al Madrid y al PSG en el césped, antes unió circunstancialmente los despachos de dos grandes antagonistas en el concierto institucional del fútbol. El presidente de los parisinos, Nasser Al-Khelaifi, fue en 2021 uno de los mayores aliados del presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, para detener la puesta en marcha de la Superliga. Desde aquella batalla, la figura del catarí como presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) y miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA no ha dejado de ganar peso en el concierto del fútbol mundial. Sin embargo, ambos coincidieron en interesarse por el Mundial de Clubes, aunque llegaron a él negociando por vías distintas.
La Superliga no es la única batalla que ha librado con el presidente del Madrid, Florentino Pérez. Ni siquiera la más larga. Antes se disputaron durante más de siete años a Kylian Mbappé. Al-Khelaifi ganó el primer asalto en 2017 cuando el futbolista francés decidió ir de Mónaco a París en lugar de a Madrid. Ganó también en 2021, cuando Pérez le ofreció unos 200 millones de euros por el futbolista, que ni consideró. Y en 2022, cuando logró que ampliara su contrato. Pero en 2024 el jugador se fue gratis al Bernabéu, dejando un rastro de pleitos, en una temporada que desemboca el miércoles en el primer enfrentamiento contra su exequipo.
Mbappé ha marcado el devenir de ambos equipos hasta este punto. Su llegada alteró los equilibrios en el Madrid y liberó a Luis Enrique en el PSG, como había anticipado unos meses antes en un documental de Movistar: “Creo que lo voy a mejorar [al equipo]. El hecho de tener un jugador que se movía por donde quería, implica tener situaciones de juego que yo no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas. Sin excepción”. Así fue: el técnico asturiano ha construido una maquinaria arrolladora que hace poco más de un mes despedazó al Inter de Milán en la final de la Champions en Múnich (5-0).
Fue solo una semana después de que Carlo Ancelotti se despidiera del Bernabéu en una tarde emocionante en la que también dijo adiós al club Luka Modric. El punto más alto del PSG en el Allianz Arena se solapó con el vacío y el vértigo de la transición en el banquillo del Madrid. Xabi Alonso comenzó a trabajar con el equipo el 9 de junio, solo cinco días antes de volar a EE UU para debutar en el Mundial el 18 contra Al Hilal. Ni siquiera tuvo a todos sus futbolistas con él hasta que aterrizó en Palm Beach y se unieron a la expedición Vinicius, Arda Güler y Lunin. Y Huijsen y Trent, titulares en todos los partidos, se acababan de incorporar al club como fichajes de urgencia para parchear una defensa asolada por las lesiones durante todo el curso.
Xabi se lanzó a competir en un torneo capital para el club al mismo tiempo que conocía a los futbolistas e intentaba inculcarles un nuevo paradigma. Bajo la enorme presión de las circunstancias y las expectativas, solo se comprometió a una cosa: “El último día del torneo seremos mejor equipo que el que hemos empezado”, dijo en su primera comparecencia. “Veremos dónde acabamos”. Después de tropezar con Al Hilal, superaron a Pachuca, Salzburgo, Juventus y Borussia Dortmund. Y justo un mes después de llegar, el técnico, todavía con mucho por hacer, mide su progreso con la máquina redonda construida por Luis Enrique.
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