El viaje impensable de José Riveiro en Finlandia, Sudáfrica y El Cairo antes de retar a Leo Messi: “Yo no debería estar aquí”
El entrenador gallego del Al Ahly egipcio abre el Mundial de Clubes frente al Inter Miami tras una carrera muy lejos de los focos


Al millonario Mundial de Clubes se llega por muchos sitios, también por las carreteras comarcales que ha recorrido el técnico vigués José Riveiro. Estaba en la cantera del Celta y en 2014 se marchó como asistente a la Liga finlandesa, donde cuatro años después ascendió a primer entrenador; en 2022 lo fichó un equipo sudafricano (Orlando Pirates) ubicado en una de las zonas más masacradas por el Apartheid (Soweto); hasta que hace unas semanas fue contratado por el Al Ahly egipcio, el gigante de África, y este domingo abrirá la gran cita de la FIFA contra el Inter Miami de Leo Messi (2.00, hora española, DAZN).
“Yo no debería estar aquí sentado, esto no suele pasar”, asegura por videollamada desde su despacho. “Empecé en Tercera Regional. Nunca he tenido representante ni nadie que me ofrezca a otros clubes, pero habrá sido la suerte o que he tomado las decisiones correctas. La gente se ha ido fijando en mi trabajo. No sigo ningún plan. Cuando termine aquí, a lo mejor no entreno más, quién sabe. Tengo 47 años, no sé cuánto me queda de salud. No estoy dramatizando, eh. El fútbol engloba muchos sacrificios si te tomas esto en serio. Llevo 11 fuera de casa sin parar. Y si me sigue apeteciendo dirigir, lo haré”, desarrolla este trotamundos que, pese al recorrido por medio planeta, todavía conserva un acento gallego bastante marcado.
Como casi siempre en este tipo de situaciones, todo empieza por alguien que conoce a alguien y un protagonista que se tira a la piscina. “Tenía amistad con Pablo Couñago, ex del Celta, que estaba en Finlandia. Allí coincidió con un excompañero del Ipswich inglés que se estaba iniciando en los banquillos y le pidió ayuda para encontrar un asistente español. Yo había firmado mi primer contrato con el Celta, con el equipo sub-18, pero siempre había querido salir y el nivel de esa Liga me podía encajar”, explica. Y se fue, pese a que no hablaba inglés ni mucho menos finlandés.
Mi mujer y yo echamos de menos el tipo de vida de Finlandia. Se piensa que hace mucho frío, y es verdad, aunque el problema es la falta de luz. Pero para entrenar te dan paciencia
Su primer destino, el Honka, entró en bancarrota tras salvarse casi en la última jornada. Solo estuvo cuatro meses. De ahí, se marchó al PK-35, en Segunda, con el que ascendió; sin embargo, en Primera las cosas se torcieron con el club y el entrenador, y lo dejó. Su tercer destino fue el HJK Helsinki, donde sí aguantó dos años y medio que le sirvieron para convertirse en primer entrenador, ya en el FC Inter. “Mi mujer y yo echamos de menos el tipo de vida de Finlandia, su sociedad y privacidad. Siempre se piensa que hace mucho frío, y es verdad, aunque el problema es la falta de luz, que te puede afectar. Pero para entrenar te dan paciencia y respeto”, valora José Riveiro con voz calmada. “Soy una persona muy reflexiva”, puntualiza.

Y de allí, a Sudáfrica, a 15.000 kilómetros. “El día y la noche, por todo. Pasas de un futbolista súper disciplinado a otro muy talentoso pero con muchos menos hábitos de lo que debe tener un atleta, aunque con ganas de aprender. Ganamos cinco títulos y llegamos a las semifinales de la Champions africana. Tuve jugadores que son mis hijos. Lo que viví a nivel emocional no creo que lo repita”, destaca.
Tampoco, quizá, lo que vio en Soweto, un barrio de Johannesburgo, la sede de su exequipo, el Orlando Pirates, y escenario en 1976 de uno de los peores episodios del Apartheid, que dejó alrededor de 700 muertos cuando una protesta de estudiantes de raza negra fue reprimida con gran violencia. De allí son, detalla Riveiro, los dos grandes equipos de Sudáfrica: Pirates y Kaizer Chiefs. “La rivalidad es grande, pero no violenta. Es como vacilarse. Ese derbi no se puede explicar. Me he llevado a mis amigos y no se lo podían creer”, recuerda.
He tenido conversaciones con políticos y jefes de policía [del barrio de Soweto, en Johannesburgo], y te dicen que, cuando el equipo gana, hay mucha menos criminalidad y violencia doméstica
Él no vivía allí por motivos de seguridad, pero sí recorrió ese barrio donde se calcula que viven unas siete millones de personas. “En las casas, que en realidad son casetas, no falta la antena de televisión. En todas. Y es para el fútbol. No hay nadie que no sea aficionado. Para la mayoría, los Pirates es lo único que va bien en sus vidas. He tenido conversaciones con políticos y jefes de policía, y te dicen que, cuando ganan, hay mucha menos criminalidad y violencia doméstica. Estos tres años que el equipo ha estado bien han ayudado a que una parte del país estuviera contenta. Aquí en Al Ahly pasa algo parecido. Para gente que no tiene todas las oportunidades que deberían, lo que representa un club va mucho más allá [ganador de cuatro de las seis últimas Champions africana]. Es algo bonito para nosotros. Yo no lo llamo presión. A mí lo que me gusta es el juego, su complejidad, su lógica, estudiarlo. Como futbolista fui muy malo y no lo quería abandonar”, cuenta el preparador gallego.
Este martes, José Riveiro, que también se cruzará con el Oporto y Palmeiras, acudió a un acto de presentación del Mundial junto al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, Ronaldinho, el entrenador del Inter Miami, Javier Mascherano, y el productor musical Emilio Estefan. “Para un entrenador de mi perfil, que vengo de donde vengo, es una situación especial”, admite. “El otro día hice una entrevista en una tele de Egipto con 25 millones de telespectadores. Mi vida aquí va a ser imposible. Fuera sigo siendo anónimo. Cuando llego a Barajas, no me conoce nadie”, concluye.
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