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El año pesadilla del Girona de Michel: afronta la sexta jornada de la liga como colista

El equipo blanquirojo ha pasado de ser admirado en Europa a ser el colista de la Liga

Ramon Besa

Los números y las sensaciones justifican el pesimismo que se vive alrededor del Girona después de un año 2025 tan difícil de asumir para un club en fase de estabilización como de digerir para una ciudad “reconsagrada” —palabra utilizada por uno de sus políticos de cabecera y que no necesariamente significa cruel— y todavía no muy familiarizada con el fútbol de Primera División. No hay lugar, en cualquier caso, en el que se pueda mantener la calma cuando se pasa de la cúspide al fondo en solo doce meses, los que van de septiembre de 2024 a septiembre de 2025.

El equipo es el colista con un solo punto después de encajar 15 goles y sumar tres expulsiones en cinco jornadas de Liga. Únicamente ha ganado tres de los últimos 24 partidos si se contabilizan los resultados de la pasada temporada en la que evitó a última hora el descenso a Segunda División y se pudo mantener en la máxima categoría que recuperó en 2022-2023. Hoy visita San Mamés (19.00) con hasta ocho bajas y cuatro jugadores del filial después del estropicio del sábado contra el Levante (0-4) en un estadio que espera ser reconstruido o cambiado como es Montilivi.

Imposible reconocer al Girona que hace poco menos de un año era protagonista de la gala del Balón de Oro como uno de los cinco candidatos a mejor equipo junto con el Real Madrid, el Borussia Dortmund, el Manchester City y el Bayer Leverkusen. El Girona había debutado por aquel entonces en la Champions en París con una derrota en el último minuto por un error del portero Gazzaniga ante el PSG que acabaría por ser el campeón ante el Inter. Aquel era un equipo de autor, el equipo de Michel, una figura hasta ahora intocable en Girona.

“No necesito nada, estoy muy fuerte y confío mucho en mi”, respondió el técnico en la rueda de prensa previa al partido contra el Athletic cuando fue preguntado por el silencio que mantienen los que gobiernan el Girona. Aunque reitera que no se siente cuestionado ni tiene ningún ultimátum, Michel se sabe expuesto por más que mantenga el cariño de una afición que le idolatra por la fama que ha dado al club desde el ascenso hasta llegar a disputar la Copa de Europa. Una parte de la afición pidió de momento la dimisión de la directiva en mitad del Girona-Levante.

No se sabe muy bien quién es la directiva, más allá de que sea de público conocimiento que el presidente se llama Delfí Geli, que los propietarios son el City Football Grup, Marcelo Claure y Pere Guardiola y que el director deportivo desde 2014 es Quique Cárcel. La delimitación de responsabilidades y la toma de decisiones es una tarea que difícilmente admite espera cuando el marcador aprieta como una soga, aumenta la desafección entre los aficionados y los rectores del club y la descapitalización de la plantilla es tan manifiesta que en la derrota aún se invoca a Stuani.

Los goles del delantero uruguayo, ya cumplidos los 38 años, salvaron al equipo la pasada temporada del descenso y reforzaron su papel de icono del Girona FC. Stuani dejó en evidencia entonces una planificación deportiva que no mejoró el pasado verano y que se ha intentado corregir a última hora con fichajes como los de Ounahi y Varat. La sensación es que se ha actuado a destiempo, a remolque de los resultados, sin que se haya encontrado recambio para futbolistas como Dovbyk, Aleix García, Savinho, Yan Couto, Eric García o Miguel.

El desconcierto ha aumentado hasta tal punto que ya no solo se cuestiona el tipo de futbolistas contratados, sino también si son los que necesita Michel para plasmar su juego atrevido o sería mejor apostar por un plan más competitivo y convencer al entrenador que se impone mantener la categoría y no seducir en la Liga. Mal asunto si la crisis llega a apuntar incluso al punto de encuentro que ha sido siempre Michel.

La indefinición consume al equipo y al club a la espera igualmente que se resuelva si se construye un nuevo campo y una ciudad deportiva o se adecua Montilivi. Girona se desespera.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
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