

El Arsenal frena el dominio europeo del Barcelona y acaba con el sueño de su cuarta Champions
En un partido igualado en la primera parte y con las azulgranas controlando la segunda, un único gol de Blackstenius a 15 minutos de terminar dio la victoria a las gunners en la final de Lisboa


Sucedió lo inesperado. El Barcelona, que llegaba a la final de la Champions como rey y dominador de Europa, cayó ante el Arsenal, club histórico que no vivía un partido por el título continental desde 2007, la única vez que jugó y que ganó. Hasta este sábado. No importó el favoritismo, tampoco los trofeos europeos del Barça y sus seis finales en estos últimos siete años. Pero tampoco el control culé en el segundo tiempo tras una primera parte igualada, con intercambios constantes en la posesión entre ambos equipos. Al Barça le faltó ritmo de inicio, y cuando lo logró, cuando sometió a las gunners a su juego, Stina Blackstenius marcó el gol de la victoria a 15 minutos del final y en mitad del oasis de dominio azulgrana (1-0). Y entonces, el Barça no tuvo puntería, no encontró pases en el último tercio peligrosos que evitasen que el Arsenal levantase su segunda Champions y acabase con el sueño de la cuarta orejona culé del que era el actual rey europeo.


Y el pasado se repitió 100 partidos después: hacía trece años del debut del Barcelona en Europa, contra el Arsenal, que terminó con una derrota para las culés por 0-7. Para impedirlo nada pudo hacer el once de gala de Pere Romeu. Los méritos de Claudia Pina durante todo el curso —sobre todo en Champions, máxima goleadora— la llevaron a salir de inicio, y el buen nivel de Fridolina Rolfö en el último tramo de la temporada, aunque no tanto contra el Arsenal, a quitarle el hueco a Esmee Brugts. Renée Slegers tampoco dejó nada en el banquillo, con cinco jugadoras en el once titular que habían participado en todos los partidos de esta temporada y que son fundamentales para el equipo, además de la capitana Kim Little: McCabe, Maanum, Foord, Russo y Mariona Caldentey, que se reencontró con su exequipo en el partido más emocional.
El Estádio José Alvalade no fue San Mamés, con algunos huecos vacíos, pero mayor presencia azulgrana —15.000 aficionados— que gunner. Ajenas a ese ruido estaban las jugadoras, totalmente serias. Ewa Pajor corrió a coger el balón, y lo besó antes de dar el primer saque del partido. De inicio, ambos equipos parecían tener miedo, quizás respeto. Tanto el Barcelona como el Arsenal apostaron por una presión altísima que sobre todo molestó a las culés. Las gunners provocaron que la salida de balón de sus rivales fuera en ocasiones nerviosa, y que se orientase al lado izquierdo con Rolfö —intermitente— y Pina, evitando así el puñal de Caroline Graham Hansen y sus combinaciones con Aitana. Cuando el Barcelona llegaba al área de Van Domselaar, o faltó paciencia, o hubo demasiado juego exterior que no halló a la pichichi Pajor, y poco interior, con dificultades para encontrar pasadas entre líneas de Alexia o Aitana que generasen peligro.
Aun así, el Barça consiguió imponer su juego al inicio. Esa misma presión de las gunners también provocaron pérdidas carne de contraataque. A momentos, Chloe Kelly y Caitlin Foord tuvieron problemas para superar la velocidad de Ona Batlle; otros, fue Cata Coll quien tuve que salir a salvar el marcador. “Poc a poc i bona lletra” (“poco a poco y buena letra”, un famoso dicho en catalán), lucía en sus guantes. Y Cata cumplió: paró un potente disparo de Frida Maanum, aunque no el gol en propia puerta de Irene Paredes, que fue anulado por fuera de juego. El susto de las culés provocó que empezasen a sentirse incómodas, dando más balón a un Arsenal dirigido por una Mariona omnipresente. No quisieron permitirlo las azulgranas, que poco a poco fueron recuperando su preciada posesión y sometiendo al equipo por Slegers.
Cada minuto pasaba lento en el José Alvalade. El balón también, por más que Aitana y Patri lo intentasen acelerar con sus conducciones. Pero en la segunda parte se evidenció una mejor imagen del Barcelona, que movía más y mejor el balón encontrando la versión más ofensiva de su centro del campo. Lo que no tuvo fue puntería, tampoco suerte: Pina estrelló la pelota en el larguero, Ona la lanzó fuera por un palmo. Más ritmo, más intensidad, combinando apenas sin espacio, más Alexia con Pina y más Aitana con Graham. Pero Claudia no pudo brillar en exceso, y Salma Paralluelo entró a darle relevo. “¡Dale!”, le dijo la de Montcada i Reixac.
Con las amenazas del Barcelona, el Arsenal se hundió en su campo para defender con todo el equipo. Y cuando mejor estaban las culés, la esperanza se esfumó tras un momento de desconcentración azulgrana: tras una salida de un córner, Blackstenius remató sola, el balón, cruzado, pasó entre las piernas de Ona y superó a Cata. La única opción de las azulgranas: remontar. Pero el Arsenal ralentizó el partido. Pina salió del banquillo a empujar al equipo con las jugadoras que calentaban en la banda y que animaron al público, que empezó a cantar “sí se puede”. Pero la confianza pronto se esfumó: el tiempo añadido no fue suficiente para revertir el resultado a pesar de los envites culés, y la árbitra pitó el final. Las azulgranas se tiraron al suelo destrozadas. Alexia miraba al infinito, y Aitana lloraba desconsoladamente. El resto se sumaron a ellas, mientras las futbolistas del Arsenal no escondían sus sonrisas, felicidad y fiesta. El pasado regresó para pausar el presente de las azulgranas, y dejar el futuro abierto.
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