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Partizan PAR
89
Real Madrid RMA
91
1234T
PAR 24 22 28 15 89
RMA 22 26 17 26 91
FINALIZADO

La respuesta al enigma del Real Madrid era Campazzo

Los blancos ganan al Partizán en Belgrado con una canasta de Tavares sobre la bocina

Walter Tavares (centro) durante el partido de la Euroliga entre Real Madrid y Partizan.
Fernando Miñana

El Real Madrid no resolvió el enigma que le presentó el último partido de la liga regular de la Euroliga hasta el cuarto final. Ahí, con el agua al cuello (77-67), con la afición del Partizán bramando al ver sucumbir a uno de sus clásicos rivales, emergió un gran Facundo Campazzo. El base argentino le dio la vuelta al encuentro con grandes acciones defensivas y mucha pillería en ataque. El encuentro se decidió en el último segundo con una canasta sobre la bocina de Edy Tavares que le dio a su equipo la sexta victoria consecutiva (89-91). Su puesto final se concretará este viernes.

El equipo blanco se había adentrado en un partido lleno de incertidumbres. El sistema de competición de la Euroliga es tan enrevesado que era imposible saber hacia dónde le conducía. Un misterio comparable a la Conjetura de Goldbach, un problema sin resolución… al menos hasta este viernes. Han pasado 34 encuentros y, en la última jornada, ni la victoria ni la derrota aseguraban un puesto concreto. Tan complejo era el asunto que a Chus Mateo no le quedó otra que tirar por la calle de en medio: lo mejor era ir a por la victoria y olvidarse de los números. Lo demás no dependía de ellos.

El Partizán estaba en el polo opuesto. Sin opciones ya ni de playoffs ni de play-in, el equipo de Zeljko Obradovic no se jugaba nada. Aunque los sepultureros, la ardiente hinchada del equipo blanquinegro, encontró suficiente motivación en chinchar al Real Madrid y especialmente a Sergio Llull, recibido con un abucheo estruendoso. Y en este extraño duelo entre un equipo que no se jugaba nada y otro que lo mismo podía acabar cuarto que décimo, los dos conjuntos fueron cosidos en el marcador durante toda la primera mitad. Ninguno se alejaba demasiado en una primera mitad con defensas demasiado laxas.

La falta de contundencia del Madrid impedía que el Partizán pudiera acabar cediendo a la tentación de perder el interés. Al contrario, en la reanudación, mientras Edy Tavares cometía su tercera falta y presentaba así un nuevo acertijo para Chus Mateo, los tiradores partisanos empezaron a divertirse anotando un triple tras otro mientras la hinchada gritaba de placer. Un parcial de 18-8 que obligó al técnico madrileño a parar un partido que se estaba torciendo (64-56). El tiempo muerto sonó como un despertador para Mario Hezonja, que parecía decidido a liderar la remontada, pero al Madrid le faltaba continuidad e ideas claras.

Entrados ya en el último cuarto y con diez puntos de desventaja (77-67), el Madrid entendió que solo había una certeza: su naturaleza ganadora. Los de Chus Mateo tenían que hacerlo todo muy bien si querían triunfar en Belgrado. Pero no tenían constancia. Lo mismo enlazaban un par de buenas defensas con un buen par de ataques y se ponían a seis puntos, que cometían algunos errores, tan pronto una pérdida como una mala selección de tiro, y volvían a desengancharse.

Campazzo decidió que él era la respuesta, que él tenía las habilidades para evitar una derrota que complicase el futuro en la Euroliga. El base condujo a su equipo hasta la remontada y cuando ya dependía de ellos tomó una gran decisión: darle el balón a Sergio Llull, que parecía sentenciar con una canasta a falta de cuatro segundos (87-89). Pero aún hubo tiempo para el empate de Carlik Jones y para el gancho ganador de Tavares.

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Sobre la firma

Fernando Miñana
Lleva en el periodismo desde 1993. Primero en 'Las Provincias' y escribiendo para los periódicos del Grupo Vocento, y ahora en EL PAÍS. También colabora con Valencia Plaza y la revista 'Corredor'. Viaja habitualmente a los campeonatos internacionales de atletismo.
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