Cairo Santos, el pionero brasileño del fútbol americano que sueña con jugar en el Camp Nou
El pateador de los Chicago Bears se convirtió en 2014 en el primer jugador del país en la NFL tras descubrir por accidente el balón ovalado en sus estudios en Florida para ser futbolista


Quizás el destino dé un día a Cairo Santos la oportunidad de pisar Maracaná para jugar a un fútbol completamente distinto al que respiraba como fanático del Flamengo. Tras no encontrar su ruta en el fútbol brasileño, acabó en EE UU para probar suerte con el balón redondo hasta que un día unos amigos le pusieron uno ovalado y lo mandó casi sin querer cuatro casas más allá. Así desveló su futuro el primer brasileño de la NFL. A sus 34 años está consolidado en los Chicago Bears, uno de los más implicados en la expansión internacional. Desempeña uno de los trabajos más ingratos, el teórico trámite de embocar la pelota entre palos después de que sus compañeros hayan recorrido el campo. Y pide la oportunidad de hacerlo en casa. “Sería un momento surrealista. Espero que la NFL me dé ese regalo”.
La primera vez que Santos se topó con el fútbol americano no sabía lo que estaba viendo. “Estaba pasando canales para buscar un partido de fútbol, pero era domingo por la noche y no había ninguno. Puse la ESPN y vi un campo con líneas, era una Super Bowl. Aguanté un poco y seguí buscando fútbol”. Pasada la anécdota, llegó el momento de llevar “al siguiente nivel”, su proyección como futbolista. “En Brasil hay tanta competencia que no encontraba sitio. Mi padre me dijo que me pagaba un año de estudios en EE UU. Vamos a ver qué pasa, pero al menos invertimos en tu educación. Y empecé a buscar una escuela con un buen programa de soccer”. Aquel adolescente mandó currículos y vídeos para encontrar acomodo en Florida con St. Joseph. Mientras, asimiló la cultura. “El fútbol americano es el deporte número uno, así que empecé a salir con amigos e ir a los partidos”.
Y ellos le abrieron la puerta. “Tío, tienes una patada tan fuerte que podrías ser un kicker [pateador]”. Él no lo veía claro. “No quiero hacerme daño, mi sueño es el fútbol”. Le convencieron con que el kicker solo sale al campo a patear y rara vez entra en contacto con el rival. Así es como un domingo dejaron de ver la NFL, salieron al jardín y le sujetaron el balón. “Mis amigos empezaron a contar los pasos y dijeron que había hecho 60 yardas. ¡No puede ser!” Al día siguiente, habló con el entrenador del instituto y le dio la oportunidad: “Vamos a ver qué vales”. Y metió un field goal —una patada de campo entre los palos— de 50 yardas. “Chaval, tienes talento para conseguir una beca y, quién sabe, puedes ser profesional. Eres bueno”. Así cambiaron sus prioridades. “Mi sueño era el fútbol, pero tener una educación pagada y poder tener una carrera…”
Así que siguió en Florida, fue a la Universidad Tulane y llegó a la NFL en 2014 como jugador de los Kansas City Chiefs. Cuando lo hizo, Santos, que atiende la entrevista grupal por videollamada desde Chicago, asumió su papel de “embajador” en su país. “Se convirtió en un objetivo para mí hacer crecer el deporte en mi país. Los brasileños consumen más y más NFL y llevar un partido allí fue un sueño hecho realidad para miles de fans”. El Corinthians Arena de São Paulo se estrenó en 2024 con el duelo entre Philadelphia Eagles y Green Bay Packers para repetir el 5 de septiembre con Los Angeles Chargers y los Chiefs. “Cuando intento convencer a la gente para que me vean, les digo que, cuando aprendes las reglas, el fútbol americano lleva la estrategia a otro nivel. Y los kickers son una gran parte de cómo estos partidos se deciden. Es como marcar un penalti en el último minuto. En la NFL lo hacemos bastante”.
El objetivo del un ataque es llegar al final del campo y conseguir así un touchdown. En esa ecuación, el kicker es un consuelo cuando la defensa para el avance y el balón está cerca para buscar los palos. Los puntos que suma con esas patadas, los field goal, o el punto extra de conversión tras anotar el touchdown son claves para la aritmética de un resultado. Es habitual que los equipos agoten el reloj en el último ataque para anotar una última patada sobre la bocina, porque así no dan tiempo al rival y porque el riesgo de cometer un error es menor que avanzando con un pase o corriendo. Así que al pateador se le presume acierto. “Simulo casi a diario patadas en la que estoy jugando ese tipo de momentos en mi cabeza. Aprendes a hablar contigo mismo y llevarte a tu rutina porque eso ayuda a bloquear el significado de la patada o el ruido. Así cuando sales al campo estáis solo tú y tu cabeza, siguiendo esa lista de checks para tratar esa jugada como cualquier otra. Ese es el gran objetivo”. Algo que saben los compañeros. “Deja siempre al kicker en su rutina, no vayas a darle ánimos”.
Por el momento, funciona, pues los Bears están jugando su mejor temporada en casi dos décadas y llegan a las últimas semanas con todas las papeletas para jugar los playoffs y discutir el título de la división con los Packers. “Nos hemos ganado la oportunidad de jugar por cosas grandes este año”. Aquel chaval futbolero adoraba a Ronaldinho, así que no esconde la ilusión de patear un día en el renovado Camp Nou. “Para muchos niños de mi edad, la cima del fútbol brasileño fue verle jugar en el Barcelona, es uno de los templos, no tenemos estadios en la NFL con tantos espectadores. Dormiría muy feliz esa noche diciendo que jugué donde él o Messi jugaron”. Un escenario real después de que el Santiago Bernabéu acogiera en noviembre el primer partido oficial de NFL en España y Chicago se haya postulado para jugar en el país en 2026 si la liga cumple su compromiso de volver.
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