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El caso de Magdeleine Vallieres: tener la regla es clave para el rendimiento femenino en la élite

Vallieres, nueva campeona del mundo de ciclismo en ruta, exhibe sus mejores números tras recuperar su periodo, perdido seis años atrás, mientras su compañera Veronica Ewers se ve obligada a colgar la bici afectada por el síndrome Red-S

Deportistas

Todo el planeta ciclista alucina con la enorme sorpresa de los pasados Mundiales de ciclismo: Magdeleine Vallieres vestirá el maillot arcoíris durante todo un año. Ni Pauline Ferrand Prevot, ni Marlen Reusser, ni Demi Vollering, sino una ciclista de 24 años que exhibía una sola victoria en su currículo en la élite. Con todo, esta fue solo la segunda sorpresa de la temporada para la ciclista canadiense, y aun siendo tremenda, lo fue menos que la que recibió escasos días antes de afrontar el pasado Tour femenino: tras seis años de ausencia, recuperó la regla. Para celebrarlo, se acercó a una pastelería y se zampó un dulce que le supo a victoria. Ahora presenta los mejores números de su carrera.

La pérdida del periodo es un tema tabú, un limbo que afecta desde hace años a la élite del deporte mundial femenino. No tener la regla es algo normalizado, pese a las graves consecuencias a medio y largo plazo que dicha ausencia genera. Hace ya una década, la médico Anna Carceller se lanzó en una cruzada para denunciar y paliar la dinámica al uso, cansada de ver cómo auténticas campeonas se diluían en ciclos infernales de bajo rendimiento: “Ahora celebro cada periodo recuperado entre las deportistas (y de testosterona entre los varones) como si fuese la primera vez. Como médico he comprobado demasiadas veces las consecuencias devastadoras de la falta de hormonas, destruyendo carreras prometedoras y personas con un gran potencial. Al principio, nos vieron como una comunidad científica que carecía del profesionalismo necesario para entender el deporte de élite, pero nos empeñamos en cambiar las reglas investigando cómo lograrlo. Ahora batimos récords con atletas más fuertes, seguras de sí mismas y felices”, resume.

Anna Carceller es la médico y nutricionista del equipo Education First Oatly femenino y masculino y anticipa un punto de no retorno. “Hemos creado un precedente espectacular”, asegura al teléfono. Su pelea se centra en la salud hormonal de sus atletas, especialmente aquellas ciclistas que durante años se han visto sometidas a dietas severas, a entrenamientos exigentes, a un estrés notable y a la pérdida de su periodo. Tiene en su equipo un ejemplo doloroso: hace unos pocos días, la estadounidense Veronica Ewers anunció que ponía punto y final a su carrera para cuidar su salud y tratar de sobreponerse al síndrome Red-S (síndrome de deficiencia energética relativa en el deporte): “No tengo la regla desde 2014, mi sistema disgestivo es una catástrofe y tengo los huesos frágiles”. Ewers, cuarta en el Giro de 2023, cuelga la bici a los 31 años de edad para tratar de asegurarse una vida sana en el futuro. Aunque se ha desvinculado del equipo Education First Oatly, sus médicos y dietistas seguirán trabajando con ella.

“Tener la regla es signo de buena salud. Las deportistas femeninas cuyas hormonas están desequilibradas son más susceptibles a las lesiones, a enfermar, menos capaces de entrenar, de recuperar y de competir a su máximo nivel año tras año. Es más probable, también, que sufran afecciones crónicas como la osteoporosis y enfermedades cardiovasculares o pérdida de la inmunidad”, ilustra la doctora Carceller. Su objetivo es evitar que las jóvenes deportistas caigan en la trampa y acaben con niveles de estrógeno demasiado bajos, señal fisiológica de que su cuerpo está tratando de sobreponerse a una situación de hambre o de estrés. “Cuando esto se mantiene a lo largo del tiempo, sus cuerpos entran en un modo de supervivencia que les hace menos capaces de desarrollar fuerza y mantener una buena salud”, explica antes de añadir que un factor de salud determinante es la densidad mineral ósea. “Cuando vemos una fractura por estrés inesperada nos saltan las alarmas porque esto indica que las atletas no son capaces de tener huesos normales y fuertes porque sus niveles hormonales no son saludables”, indica.

La clínica donde trabaja la doctora Carceller acoge a deportistas de especialidades diversas y es ahí donde ha podido comprobar de primera mano que la pérdida del periodo no es un asunto exclusivo de ciclistas, sino que es un mal extendido en deportes como “el atletismo, la escalada, el esquí de montaña y muchos más”. “Hemos tenido mujeres que salían a trotar y en dos zancadas les explotaba el calcáneo: su salud ósea era inexistente y llevaban demasiado tiempo sin periodo”, ilustra.

Un pensamiento generalizado entre muchos deportistas, incluso entre aquellos que se dopan, considera que pagar el precio durante sus carreras deportivas es un peaje que no tendrá consecuencias en el futuro. Se equivocan. “Los efectos perduran a largo plazo. Si realizamos un escáner a una ciclista que lleva cuatro o cinco años sin la regla, veremos que tiene los huesos de una anciana de 80 años. Incluso aunque recupere su salud hormonal, podría pagarlo caro el resto de su vida. Y esta es la razón más importante para incidir de forma positiva en la salud de las chicas jóvenes, porque no tendrán una segunda oportunidad”, explica Anna Carceller.

Afortunadamente, muchas deportistas asumen ya que pueden ser competitivas, tener un peso corporal en sintonía con la actividad que llevan a cabo y ser personas con una salud de hierro: “por supuesto que el peso es clave en deportes como el ciclismo, pero también lo es tener la regla, aunque sea molesta y hay que entender que hay que trabajar para que moleste lo menos posible y para saber cuándo se le puede exigir el máximo al cuerpo y cuándo no. Es más, resulta necesario tenerla para gozar de un rendimiento elevado con el paso de los años”, explica Carceller, quien pone un ejemplo: “Solo las atletas con buena salud hormonal han llegado a los últimos Juegos, y entre el resto de equipos ciclistas profesionales femeninos cada vez recibo más consultas y preguntas al respecto”.

Carceller sigue centrada en el estudio y en la pedagogía para prevenir la pérdida del periodo entre las deportistas que cuida, como la plusmarquista española de los 1.500 metros, Marta Pérez. “Es necesario establecer pautas ajustadas a cada caso, porque hay mujeres que no se enteran de sus ciclos y otras que los sufren de muchas maneras, de ahí que sea preciso profundizar en la recogida de datos para poder anticiparse y que la regla exista sin ser un problema. Además, las chicas de entre 14 y 17 años que pierden la regla deben asumir que están perdiendo la oportunidad de generar masa ósea, un daño irreversible”, advierte. Lo que está cambiando salta a la vista: cuerpos más fuertes, musculados, sanos, organismos que al tener la regla pueden generar adaptaciones a largo plazo, generar masa muscular y potencia gracias a los estrógenos. Carceller reconoce que durante años, “por no asumir responsabilidades se han normalizado cuerpos que todos sabíamos que no estaban bien, pero esto ya no puede durar”.

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Sobre la firma

Óscar Gogorza
Periodista especializado en actividades de montaña y escalada, escribe para EL PAÍS desde 1998. Coordina el blog 'El Montañista'. Dirigió la revista' CampoBase' durante una década y es guía de alta montaña UIAGM.
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