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La entrenadora rumana del equipo nacional de gimnasia Camelia Voinea, en el punto de mira por presuntos abusos verbales y acoso

Tras la denuncia de Denisa Golgotă en el reciente Campeonato del Mundo de Yakarta, salen a la luz unos vídeos de la entrenadora maltratando a su hija Sabrina, también gimnasta, cuando tenía 8 años

Camelia Voinea, con su hija Sabrina en los Juegos Olímpicos de París de 2024
Raúl Sánchez Costa

La gimnasia rumana se ha convertido en un “polvorín” inmediatamente después del regreso de su delegación del Campeonato Mundial en Yakarta. El pasado 27 de octubre, dos días después del final de la cita en Indonesia, la gimnasta Denisa Golgotã, doble medallista europea en 2018, reveló públicamente que había presentado una denuncia por acoso físico y psicológico por parte de una entrenadora del equipo nacional femenino de gimnasia, una queja de la que aseguró que fue ignorada por la Federación de Rumania (FRG). “Las personas con las que entreno en el gimnasio me acosaron e intentaron hacerme ceder psicológicamente. Desafortunadamente, la Federación hizo caso omiso”, afirmó la deportista.

Golgotã acusó de haberse enfrentado a discriminación en el seno del equipo, además de amenazas graves: “Las chicas vinieron muchas veces y me contaron lo que escucharon que se decía sobre mí: que alguien me daría puñetazos en la cara hasta desfigurarme y necesitaría cirugía estética”. Aunque no mencionó ningún nombre, las insinuaciones apuntan hacia Camelia Voinea, miembro del equipo técnico de la federación y madre de Sabrina, compañera de Denisa, según los medios deportivos. Otras dos gimnastas rumanas, Mara Ceplinschi y Anamaria Mihãescu, también denunciaron la misma situación a la federación.

Rumania, que aún vive bajo la sombra de Nadia Comaneci, la “hada de Montreal” que hizo saltar el marcador electrónico al lograr el primer diez perfecto en los Juegos Olímpicos de 1976, terminó el Mundial de Yakarta sin medalla, una racha que mantiene además desde hace una década. “No escondemos tampoco el hecho de que tal vez nos equivocamos, es cierto. Pero, creo que el error sería mucho mayor si hubiésemos interrumpido el programa de preparación antes de una competición”, se justificó Ioan Suciu, presidente de la FRG al diario as.ro.

Pocos días más tarde de la revelación, el 5 noviembre, dos antiguas gimnastas entrenadas por Voinea, de 55 años, también salieron a la palestra, pero bajo condición de anonimato. Ambas residen en el extranjero. “Todavía tengo miedo de Camelia Voinea incluso ahora. Tengo 28 años, me fui al extranjero, y, tal vez la gente se ría, pero todavía le tengo miedo. Así de traumatizada quedé”, explicó una de ellas, cuyo deseo de convertirse en gimnasta comenzó a los 4 años y medio. “Después de 8 años de calvario, a los 12 años, ya no quise seguir con la gimnasia. ¿Cuál fue el motivo? Camelia Voinea”, agregó. Y profundizó: “Había conseguido un látigo, no sé de dónde. Era de caucho o un material similar. Si no hacías bien un elemento, ¡zas! Te golpeaba con el látigo en las piernas o en las manos. Nos golpeaba como si fuéramos animales... Teníamos 8, 9, 10 años y todavía lo recuerdo como si fuera ayer”. “Tenía moretones especialmente en las piernas. Le decía a mi madre que me lavaba sola, que me las arreglaba, solo para que no viera las marcas. Me ponía rápidamente unas medias y listo. Si notaba algo, mentía diciendo que me había caído de la barra”, confesó al medio rumano Golazo.ro la gimnasta que aseguró que sufrió muchos años de depresión y ansiedad. “Tuve trastornos alimenticios, incluso períodos con pensamientos suicidas; los traumas que me dejó me perseguirán toda mi vida, no sólo durante esos ochos años con ella”, aseveró.

Tras divulgarse esas declaraciones, ese mismo día que se conocieron, Voinea señaló en un mensaje que las acusaciones en su contra habían prescrito, negó que utilizara “látigos y métodos bárbaros” en sesiones de entrenamiento y acusó a las gimnastas de intentar denigrarla. “¡No existe tal cosa en la gimnasia, con látigos y cosas por el estilo! Ahora nos encontramos con algunos casos prescritos y acusamos a X, a Y. Así cualquiera puede hablar de cualquiera”, indicó la entrenadora. “Créeme que yo no recibí ni una bofetada de mis entrenadores y yo viví en la época del comunismo”, añadió.

Pero, el martes, otro escándalo salpicó a la gimnasia. El medio Golazo.ro ha publicado unos vídeos antiguos en los que se aprecia cómo Camelia abusa de forma verbal de su propia hija. Según las grabaciones, Sabrina Voinea, ahora de 18 años, estaba en el ejercicio de barras paralelas, bajo la supervisión de su madre, cuando falló un movimiento y se cayó. En ese momento, Camelia se acercó a ella de manera amenazante y, como si tuviera miedo de ser golpeada, Sabrina se alejó llorando rápidamente y tapándose la cara; aunque luego reanudó el ejercicio. Sabrina tenía 8 años cuando se registraron esas imágenes.

En otro video, la niña erra de nuevo y se le escucha diciendo que ya no puede entrenar más. “¡Mami, ya no puedo más! Quiero que alguien venga a mi lado. ¡Ya no puedo más! ¡Me golpeo!”, dice Sabrina entre sollozos. Después de que Camelia le inste a repetir el ejercicio en las barras paralelas hasta que le salga bien, Sabrina intenta convencer a su madre: “¡Ya no puedo, me duelen las costillas!”. “Vete al diablo! ¡Vamos!”, responde su madre. Asustada, Sabrina vuelve a intentar cambiar el ejercicio, a lo que Camelia contesta: “¿Qué puedo hacer si eres tonta? ¡Vamos, repítelo sin parar!”. Su hija vuelve a caerse de las paralelas y sin cesar de llorar se le escucha: “¡Mami, ya no puedo más! ¡Estoy completamente golpeada!”.

Tras difundirse los vídeos, Camelia esgrimió que se trataba de una campaña coordinada contra ella y que la federación ya tenía constancia de las imágenes desde hace dos años. “Lamento que a veces elevo el tono, que puedo tener momentos de enfado, de nervios o de severidad. Pero ¿qué entrenador no hace eso? Esa es la profesión, y para llegar a lo más alto también hay momentos difíciles y tensos. No creo que exista una gran campeona que diga que su carrera fue solo color de rosa”, indicó. “Pero de ahí a acusaciones absurdas como golpes o que abuso de mis deportistas, hay un largo trecho”, prosiguió antes de subrayar que se defenderá de esas “difamaciones” en los tribunales.

Al poco tiempo, Sabrina colgó un mensaje en la red social de Meta, rodeada de trofeos y medallas y en el que lee un texto. “Estoy muy triste cuando veo que en el mundo de la gimnasia aparecen cosas falsas sobre mí y mi madre, y que la prensa las publica sin preguntarnos nada o pedirnos nuestra opinión antes. Nadie me ha obligado a hacer nada. Nunca he sido forzada ni abusada”, empezaba. “Detrás de mí, están los trofeos que se obtuvieron con ‘vuelve atrás y una repetición más’, resultados de los que estoy muy orgullosa y que no habría podido lograr sin sacrificios, manos heridas, lágrimas, pero los asumí”, prosiguió antes de defender a su madre: “Es la única que conoce el camino, tiene la preparación y los conocimientos necesarios para mantenerme en la cima de las mejores gimnastas del planeta”.

La Camelia Voinea gimnasta obtuvo un diez perfecto en el ejercicio de suelo en 1987 durante la competición por equipos en el Campeonato Mundial, ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 y se retiró ese mismo año.

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Sobre la firma

Raúl Sánchez Costa
Periodista en la Europa del Este desde 2004. Escribe en El PAÍS sobre Rumania y Moldavia desde 2008. Ha trabajado en Xinhua, EFE y Euronews y, en la actualidad, sigue colaborando con France Presse. Tiene un máster de Estudios Europeos por la Universidad de Iași (Rumania) y otro de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Complutense.
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