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Las mujeres velocistas españolas ratifican su quinto puesto en la élite mundial

Cladera, Bestué, Sevilla y Pérez marcharon cuartas hasta que una supersónica alemana las superó en la última recta de una final ganada por las estelares norteamericanas

Maribel Pérez pelea con Lückenkemper, Smith, y Richardson
Carlos Arribas

El relevo corto es la mejor prueba física de cómo un todo puede ser más grande que la suma de sus partes. Elogio de la compenetración, del trabajo, del entendimiento y la razón. Lo que no se puede ganar corriendo se gana cambiando. Y no hay quizás símbolo de la falta de esperanza en los años oscuros, de la frustración, de acostarse soñando con lo que podría haber sido y despertarse comprobando que el sol seguía sin salir, que la caída del testigo en el cambio entre Javier García López y Manolo Carballo en las semifinales del 4x100 en Múnich 72 cuando, a falta de la última recta, España le ganaba al imperio de la velocidad, a Estados Unidos. El sol salió finalmente, y 53 años más tarde, en una tarde de chaparrón y truenos, no hubo mejor demostración de su brillo, y esperanza cumplida, que el quinto puesto del relevo español, el cuarteto de mujeres --Esperança Cladera, de Mallorca; Jaël Bestué, de Barcelona; Paula Sevilla, de La Solana manchega, en su curva, y Maribel Pérez, de Sevilla, con el ancla--, consiguió en la final de Tokio. Quintas como en Oregón hace tres años, cuando irrumpieron por sorpresa las mujeres, tres de las cuatro (solo es nueva Cladera por Sonia Molina), tan tímidas aparentemente en el reino de las gigantes. Y entre ellas se han asentado.

Las Weather Girls cantan It’s raining men, y todas bailan. Women power en el tartán y felicidad en las gradas bajo la magnífica visera del estadio.

La suma de los mejores tiempos de las cuatro norteamericanas, todas ellas bólidos --Melissa Jefferson, Twanisha Terry, Kayla White y Sha’Carri Richardson es de 42,96s, 2,38s inferior a los 45,34 de las españolas.

Y, sin embargo, estas, bajo el diluvio, cruzan la meta --gran mecánica de cambio de testigo engrasada en concentraciones y retiros bajo la mirada y las lecciones del sabio Toni Puig, para lograr que la que sale lanzada haya alcanzado ya la velocidad de crucero-- a solo 72 centésimas de las estrellas iridiscentes e inalcanzables que se imponen (41,75s) apuradamente (por cuatro centésimas) a las jamaicanas (41,79s) de la nueva era, las gemelas Tina y Tia Clayton, junto a la veterana Jonielle Smith para arropar a su nanny Shelly Ann Fraser Pryce en su despedida definitiva de las pistas a los 38 años.

Mientras el producto final de las norteamericanas solo mejora 1,21s la suma de sus partes, el colectivo español mejoró casi tres segundos (2,87s). Jaël Bestué, la diosa de la recta norte, corrió su posta en 10,01s, rozando la perfección, el quinto mejor tiempo de las 32 relevistas, en una soberbia actuación que explica por qué no llegó a la final en el 200 individual.

Todo por el equipo. Su lema y el de Paula Sevilla, 10,42s en la curva del 200, su reino. La manchega, y su himno es el del azafrán, qué trabajos nos manda el Señor, lo canta y lo practica: no ha parado en Tokio, tan grandes son su clase y su espíritu. Un día, una posta del relevo mixto, 400m; al siguiente, una serie de 400m y dos días después, otra más. Al menos se reservó y no participó en el relevo largo, del que es también puntal y líder, cumplió el sábado en la semifinal del corto y explotó el domingo como un relámpago en la tierra tras los truenos del cielo. España marchaba cuarta desde la salida de tacos de la debutante Cladera (11,52s) tras norteamericanas, jamaicanas de la isla del rayo y británicas (con raíces en las colonias de Londres en el Caribe, salvo la sorprendente medallista blanca del 200 Amy Hunt), y cuartas habrían terminado si no hubiera irrumpido, supersónica, la delicia alemana Gina Lückenkemper, que con una posta final de 9,85s, dejó clavada no solo a Maribel Pérez (10,52s) sino también a la gran británica Daryll Neita, a la que sacó cuatro décimas en poco menos de 100 metros, y así Alemania (41,87s) y privó al Reino Unido (42,07s) del bronce.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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