España se luce en Finlandia y bate su récord de medallas

La quinta de Tampere, la sede del Campeonato de Europa sub-20 que finalizó este domingo, se ha convertido en la mejor de la historia del atletismo español en esta categoría. Nunca antes se habían logrado 14 medallas, cinco de ellas de oro y en especialidades tan inusuales como los 100 metros o los lanzamientos de disco y jabalina. La marcha, como es habitual, no falló y aportó cuatro medallas y dos títulos.

Ander Garaiar, un velocista que el año pasado hacía las series en un carril bici de su pueblo, en Oiartzun (Guipuzcoa), logró la primera medalla de oro de la historia en los 100 metros. El donostiarra logró el domingo una segunda en el relevo 4x100, pero el equipo español fue descalificado después por salirse de la zona de cambios. No fue el único que desbloqueó pruebas que permanecían vírgenes para España. También lo hicieron Andrea Tankeu, una santanderina que venció en la final de disco, y Rafa Mahiques, un valenciano de Silla que se hizo campeón a las órdenes de una antigua plusmarquista de peso, Martina de la Puente.

Los otros vencedores, los marchadores Sofía Santacreu y Joan Querol, un joven de 18 años que nació prematuro y con autismo, que sufrió bullying tanto en la escuela como en su grupo de entrenamiento, también vienen de la periferia. Ella entrena en Cornellà y él, un políglota que aprendió algo de finlandés antes de viajar a Tampere, en Valencia.

Los éxitos, al menos esta vez, no llegan de los centros de alto rendimiento. Es esta una generación que no encuentra en el atletismo, salvo contadas excepciones, una fuente de ingresos que les permita sostener una carrera deportiva con holgura. Otros con menos talento lo dejan antes. Aunque también hay casos como el de Álvaro Martín, el extremeño que ganó dos medallas de oro en los Juegos de París y después abandonó el atletismo porque se le abría una oferta laboral en un prestigioso despacho que era demasiado suculenta. No es fácil apostar por el atletismo. “En verano todos mis amigos se van a un festival o a las fiestas del pueblo y yo soy el único que se queda en casa. Está claro que un Europeo mola más que un festival, pero no deja de ser duro”, reflexionaba Mahiques antes de viajar a Finlandia y coronarse campeón en tierra de jabalinistas.

Los entrenadores altruistas siguen forjando nuevos talentos por amor a su deporte. Gracias a ellos y al trabajo de la federación, con apuestas como el Plan Nacional de Relevos —España sumó una plata en el 4x400 masculino—, la selección salió del campeonato por primera vez con medallas en todas las especialidades: velocidad, mediofondo, fondo, vallas, saltos, lanzamientos, marcha y relevos.

España tenía su tope en 10 medallas, en la edición de Nyiregyhaza (Hungría), en 1995, y con solo tres de oro. En Tampere fueron 14 y cinco triunfos. Un salto que confirma la buena salud del futuro del atletismo español que, hace unas semanas, en Bergen (Noruega), sumó otras 11 medallas (cuatro de oro, tres de plata y cuatro de bronce) en el Campeonato de Europa sub-23.

El Europeo sub-20 dejó gestas como la de Íker Moreno, el mejor decatleta de su generación a quien una tendinitis le recondujo a los 400 metros vallas, una prueba en la que mejoraba cada vez que corría y que remató en la final de Tampere con la medalla de plata y un nuevo récord de España sub-20 (49,66s). El castellonense, de Betxí, redondeó su actuación con una segunda plata junto al relevo de 4x400 al final del último día.