Andreu Blanes, el atleta de pista que conquistó la catedral del trail
El único español junto a Kilian Jornet en ganar Sierre-Zinal vuelve a la carrera que cambió su vida en 2022: “Quiero demostrarme a mí mismo que aquello no fue un golpe de suerte”


Los dos días más felices de la incipiente carrera de Andreu Blanes en el trail han llegado en metas que ha cruzado segundo. “El resultado da igual, lo que importa es la emoción, llevo meses trabajando para sentir esto”. Y trata de poner palabras a esos gritos sísmicos en la plaza de Zegama tras llegar ensangrentado en mayo. “Sientes que no sientes nada, ya no estás al mando de la nave. Es una riada y tú te dejas llevar”. Fue un hito para un debutante en la maratón por montaña más importante del mundo, como lo fue su estreno en quizás la única prueba del trail con más empaque, la Sierre-Zinal: la catedral, 52 años atravesando las faldas de cinco cuatromiles de los Alpes para unir esas dos localidades suizas en 31 kilómetros y 2.200 metros de desnivel positivo. Llegó en 2022 como un corredor de 3.000 obstáculos con la temporada perdida y batió a la élite: plata en el podio y oro en el palmarés tras el positivo del ganador. Allí vuelve este sábado, a sentir. “Quiero demostrarme a mí mismo que aquello no fue un golpe de suerte”.
Todo empezó con un chaval de Onil que ganó con nueve años su primer cross en Alicante. “Al principio las del pueblo, las provinciales, te llevan a un campeonato de España y cuando tienes 16 años estás yendo a un Europeo de orientación”. Después fue plata en el Mundial, un punto de inflexión. “Quiero ver hasta dónde puedo llegar”. Y cambió de deporte. “Teníamos ese complejo de que los de orientación no somos buenos corriendo”. Probó en los universitarios de cross ya con 25 años y terminó ganándolos. “Descubrí que podía correr rápido y me apeteció descubrir otras vías”. Y la orientación, pese a las becas, era deficitaria.
Ingeniero civil, estaba acabando su segundo máster, el de profesorado, su objetivo, cuando decidió dar una oportunidad al atleta. Así que sentó un día a su familia: “Quiero intentar ir a unos Juegos Olímpicos, me doy dos años, necesito que me apoyéis porque en el atletismo no soy nadie”. Eligió los 3.000 obstáculos porque no se veía con la capacidad biomecánica de un 5.000 o un 10.000. “El obstáculo te ofrece ese cambio de ritmo, pensé que era una buena opción”. Con el tiempo, cree que hubiera tenido más opciones en maratón tras asombrar con 2h09m en Valencia el año pasado en su debut. Al final esos dos años se convirtieron en seis porque los resultados dieron suficientes ingresos para, al menos, ser autosuficiente. “Venía de la orientación, con que me dieran unas mallas para correr ya estaba feliz. Ya no necesitaba pedir dinero a mis padres. Me lo he pasado súper bien. No he ido, pero al final el resultado es algo tan pequeño…” Se quedó en 8m26s, a unos seis segundos de la marca que anhelaba.
Y entre medias, Sierre-Zinal, una carrera en la que acabó, subraya, por “un cúmulo de casualidades”. Empezó 2022 con un quinto puesto en el campeonato de España de cross. “La rehostia”. A la semana siguiente se puso la tercera dosis de la vacuna contra el covid. “Y me dejó frito cinco meses. Entrenando fatal, al final tuve que parar, dos semanas en el sofá mirando al techo”. Lo hizo tras abandonar un 10.000 en Zaragoza entre lágrimas. Cuando su cuerpo dejó de rechazar la intensidad, ya era tarde para la temporada de obstáculos. “Voy a ver algo en verano que me motive. Zinal. ¿Y si hago esto para no perder la temporada? Corro con los buenos y a ver qué pasa”. Un salto a lo desconocido que tejió él a sus entrenadores. “¿Os parece si yo hago un plan y vosotros me lo revisáis?” Apenas seis semanas.
“Correr sin saber que lo puedes hacer muy bien me ayudó. Fui a hacer mi carrera, no sabía si podía ganar o quedar el 50”. Pasó el 22º por Ponchette, el principio del fin de la eterna subida inicial, tras subir 1.300 metros de desnivel positivo en siete kilómetros. “Madre mía, aquí me va a caer la del pulpo”, pensó. Pero llegaba lo suyo, casi 20 kilómetros de sube y baja tenue hasta los 2.500 metros para un breve descenso hasta meta. “Mi objetivo era subir como sea y arriba, a correr. La sorpresa es que empecé adelantar a gente buena, cada vez mejores”. Cuando su novia le dijo que Kilian Jornet –encabeza el palmarés con diez triunfos– estaba cerca, no aterrizó la idea. Pero iba en serio y le cazó al inicio del descenso final. “¿Cómo voy? ¿Primero?” Un español del público le gritó que iba cuarto, pero estaba ya encendido y cazó a dos kenianos más para acabar segundo, a dos minutos de Mark Kangogo, que dio positivo después. Blanes, de 33 años, quita peso al podio en diferido. “A mí no me robaron nada, para mí la experiencia es completa. Sí que lo sentí cuando me quedo de reserva en el Europeo de cross en 2023 y uno del equipo pita al mes siguiente”.
La felicidad en meta era difícilmente elevable, pues se había reencontrado consigo mismo. “El médico me decía que lo de la vacuna me lo curaba el tiempo, pero cuánto. ¿Un año o una vida? Acababa de cumplir los 30, ya no es un año más, es uno menos. Verte ahí, ganando a Kilian… el miedo se ha ido. La vida que me he trabajado sigue”. Aquello valió un contrato con Hoka, que respetó su odisea olímpica hacia París 2024. Meses antes de que terminase, ya se marcó Zegama 2025. “Es un seguro de vida. Mucha gente va a los Juegos, o no va, y luego coge una depresión. ¿Y ahora qué?”
Sierre-Zinal no estaba en sus planes para 2025, pero tras el éxito de Zegama se subió al carro, una decisión de la que ha llegado a arrepentirse porque su cuerpo no recuperó tan bien como esperaba después de tirarse dos semanas sin correr por el golpetazo que se dio en las costillas en la última bajada, seguido de algún virus. “Mi objetivo es mejorar el tiempo del 2022 y ver dónde me coloca. Luego, con veinte africanos, el resultado depende de ellos”. Hizo 2h29m19s. Al hablar estas semanas con su equipo, Luismi Martín Berlanas, olímpico en obstáculos, le dijo: “El récord no está tan lejos, son cuatro minutos”. Cree que puede bajar dos en la subida, aunque no ve cómo rascar tiempo a su fantasma en el llano. Eso sí, promete intentarlo.
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