Fred Vergnoux: “Summer quiere pelear con la reina Ledecky”
El entrenador de Summer McIntosh describe la preparación de la nadadora canadiense, que a sus 18 años aspira a ser la primera en la historia en ganar cinco oros mundiales

Fred Vergnoux (Ardeche, Francia, 1973), el entrenador que convirtió a Mireia Belmonte en la nadadora más versátil de su tiempo, recibió el año pasado una llamada de Summer McIntosh. Antes de enrolarse en la universidad de Texas, la canadiense, que acababa de terminar el colegio, quería probar los ciclos de entrenamiento en altura que durante la pasada década hicieron de Vergnoux el residente más activo de Sierra Nevada. La experiencia derivó en tres récords mundiales en los trials de Canadá, y un proyecto desaforado: convertirla en la primera nadadora de la historia en ganar cinco oros en pruebas individuales en un Mundial y unos Juegos Olímpicos. Vergnoux coge el teléfono en Singapur, en donde se encuentra como miembro del equipo de Canadá que ayer asistió a la conquista del segundo oro de su estrella, en 200m estilos.
Pregunta. ¿Por qué se fue de España?
Respuesta. Me tuve que ir sin querer cuando el director de alto rendimiento, Sean Kelly, me hizo la cama. Fue muy duro. La libertad es poder elegir y yo no pude elegir mi futuro: lo hizo alguien por mí. Hizo mucho daño a mucha gente en la natación española y cuando vio que le surgía una mejor oportunidad se fue a Abu Dhabi. De los 26 entrenadores que llevó a los Juegos solo uno mejoró su tiempo: Carmen Weiler.
P. ¿Cómo conoció a McIntosh?
R. Nos conocemos antes de conocernos. Cuando ella era pequeña su entrenador en Sarasota, Brent Arckey, me dijo que tenía muchos velocistas y una niña con más perfil de fondista para la que necesitaba un ejercicio de aumento de la resistencia. Yo le dije: “Haz un 30 de 100, cada 1,30, mejor promedio” [30 veces 100 metros con intervalos de un minuto y medio de descanso]. Luego no hablamos más y me enteré de que Arckey lo hizo una vez por semana. Cuando en Font Romeu [2.000 metros sobre el nivel del mar] le dije: “Mañana hacemos una serie de 100…”. Ella me dijo: “30 de 100”. Y yo: “¿Cómo lo sabes?”. Y me explicó que llevaba un millón de veces haciéndolo. De hecho no eran 30 sino 36 de 100, a una velocidad que los chicos flipaban. A los hombres de mi grupo, en el que hay medallistas olímpicos, les costaba nadar más rápido: Summer nunca no sube del minuto cada 100 metros.
P. ¿Cómo empezaron?
R. El 5 de enero subimos a Font Romeu y al terminar la concentración me dice: “Fred, han sido las tres mejores semanas de entrenamiento de mi vida”. Se fue a su casa a competir. Hizo 8,09 minutos en 800 metros y luego me dijo que intentaría ganarle a Ledecky en el 800 de los Mundiales de Singapur, y que volvería a trabajar conmigo.

Le dije: “¿Tú vas a dejar a Ledecky ganar un oro en 800 por quinta olimpíada consecutiva en Los Ángeles, cuando tú puedes perfectamente ganarle?"
P. ¿Qué interés puede tener un nadador que domina todas las prueba de 200 y 400 metros en meterse en el 800, un espacio monopolizado por Ledecky?
R. Hay muy pocos que hacen el paso de subir del 200 o 400 al 800. Es algo que hizo Mireia. Mireia con 17 años no nadaba ni el 800 ni el 1.500 y acabó con una plata olímpica en 800 y haciendo dos récords del mundo en piscina corta en 1.500. Summer es un poco igual. Recuerdo una conversación cenando con los chicos, en la que dijeron que Summer podía ganar cuatro oros en los Juegos de Los Ángeles: 200 y 400 estilos, 200 mariposa y 400 libre. Y les dije: “Chicos, alguien se olvida de algo. ¿Tú Summer vas a dejar a Ledecky ganar un oro por quinta olimpíada consecutiva, cuando tú puedes perfectamente ganarle?”. Nos reímos pero ella se quedó con esto en la mente. Y cuando hizo 8,09 volvió a Antibes, subimos de nuevo a Font Romeu, y en los trials hizo 8,05 minutos y se quedó a nueve décimas de segundo del récord de Ledecky. Ella tiene esta idea de ir a pelear con la reina del 800. Funciona así. Con retos muy grandes. La solución de facilidad es intentar ganar el 200 espalda, en donde yo creo que tiene potencial para batir el récord del mundo. Pero ella decidió hacer el 800. No le gustan las cosas pequeñas. Tiene el punto de inocencia que le ayuda a no tener miedo a nada.
P. A Phelps no le gustaba entrenar. A Spitz tampoco. ¿Y a ella?
R. Encuentra placer en el entrenamiento duro. Dice “el dolor es solo un concepto”. Es una idea y cada uno hace lo que quiera. Juega con eso. Tanto que no le gusta competir mucho. Dice: “A mí no me hace falta competir”. Me dijo que después de los trials no le interesaba competir, que quería entrenar seis semanas seguidas para llegar a tope a los Mundiales. Me comentó un entrenador del Canadá que un día presenta las series de trabajo a los chicos y ve que todo el mundo tiene cara de culo menos ella, que lleva una sonrisa porque el entrenamiento es muy duro. Ella funciona mucho así: a dosis muy altas de motivación, con una ambición tremenda. Su dedicación es máxima. Cuando ella está en el grupo de entrenamiento cambia todo. Lo mejora todo. Tengo un chico, Marc-Antoine Olivier, que ha hecho medalla de bronce en aguas abiertas aquí en Singapur, que entrena cada día con ella. Ella se aprovecha de mis chicos y mis chicos se aprovechan de ella.
P. Shane Gould fue la única nadadora en los últimos 60 años que batió récords de 100 a 800 metros libre. ¿Ha habido algo más parecido a Gould que McIntosh?
R. No creo. No recuerdo nadie que haya hecho tres récords del mundo en unos trials nacionales. Ahora su idea es conseguir cinco oros individuales. Sería algo histórico. Con todo respeto a Shane Gould estamos en una época en la que hay más nivel, más nadadores, la metodología es más compleja.
P. ¿Cómo se mide un fenómeno, fisiológicamente?
R. Junto con Iñigo Mujika, el fisiólogo, y Raúl Arellano, el biomecánico de Granada, la hemos monitorizado en altura. Los análisis son únicos. Ella siempre nada en un umbral de zona energética más alto que todos los chicos. Tenemos un sistema para medir el pulso y a ella la llamo La Señora Verde porque está siempre en la zona energética verde. La primera es la gris, la más baja; luego la azul, la verde y la zona de intensidad que es naranja y roja. En los entrenamientos en altura, de 15 nadadores hay 13 en zona azul (aproximadamente 120 pulsaciones) y ella en la zona verde a 132. Por encima de medallistas olímpicos en cada entreno. Significa que está en la zona media: donde puede bajar rápidamente para trabajar la base aeróbica lo mismo que subir rápido para ser potente y entrar en la zona láctica.
Tiene algo que ha sorprendido mucho a la natación francesa porque nos obsesiona la propulsión: cuántos metros me desplazo en un ciclo de brazada. Ella casi siempre hace el mismo número de brazadas en función de la intensidad. Si nada suave crol hace 36-37 brazadas, si nada rápido hace 36-37 también
P. Desde el punto de vista biomecánico, ¿es convencional?
R. Tiene algo que ha sorprendido mucho a la natación francesa porque nos obsesiona la propulsión: cuántos metros me desplazo en un ciclo de brazada. Ella hace algo diferente: casi siempre hace el mismo número de brazadas en función de la intensidad. Si nada suave crol hace 36-37 brazadas, si nada rápido hace 36-37 también. Aplica más fuerza en la brazada para ir más rápido sin aumentar la frecuencia. Es propio de ella.
P. Se la ve picar mucho de piernas. ¿Hasta qué punto emplea el tren inferior para propulsión más que para equilibrarse?
R. Cuando en Antibes hacemos trabajo de piernas no la puede seguir ningún chico. Ahora cuando nadas el 400 estilos tienes que propulsarte con todo. Antes se trataba de hacer mariposa y espalda con pocas piernas para ahorrar energía, y luego poner piernas en braza y acabar con mucha pierna en crol. Teníamos estrategias. Eso no se hace más. Es todo a tope.
P. Tiene una braza muy fluida. ¿Cómo consigue avanzar sin interrumpir la continuidad de la propulsión?
R. Buscamos la posición de flecha de forma excesiva. Ha hecho una lista de puntos clave para mejorar y uno de ellos es la braza: es su estilo más débil. Busca lanzar la cabeza por delante al estirar los brazos. La cabeza tiene que seguir el movimiento de los brazos y en el mismo momento acabar la patada con una aceleración del tobillo, de modo que las plantas de los pies se juntan. Eso es una forma de acelerar y mantener una aceleración constante. Si pensamos que la braza es su punto débil, da risa.
P. ¿Dónde están sus mayores horizontes de mejora?
R. En estos meses ha mejorado mucho su crol. Tiene un margen de mejora muy grande a nivel de salidas y virajes con el subacuático. Cuando vaya a entrenar en América mejorará un montón en el subacuático. Como le pasó a Léon Marchand: cuando él fue a Arizona no era tan bueno en el subacuático. Y a nivel de fuerza... Summer solo tiene 18 años y se está desarrollando. No puedes hacer el mismo trabajo que con una chica de 20 o 22 años. Hay que ir con cuidado, haciendo un trabajo más general, de core, de resistencia con dominadas...
P. Si tuviera que aislar una sola cualidad que la convierte en la mejor nadadora del mundo. ¿Cuál señala?
R. Una cosa muy simple: es súper constante. No tiene entrenamiento malo. Eso hace la diferencia. La acumulación ininterrumpida. Es la metáfora de la balanza: oro y plomo. Si te doy diez entrenos y pones siete malos a un lado y tres súper buenos al otro, ¿qué pesa más? Los siete. Summer hace diez buenos.
La he visto nadar el 100 libre en 53,9s en un entrenamiento. Sería campeona de Italia, de Francia, España, y muchos países. Pero hoy no está preparada todavía para batir el récord del mundo de 100 porque le falta fuerza y no tiene una salida explosiva
P. El tópico del entrenamiento dice que si se trabaja la velocidad se pierde resistencia y viceversa. ¿Cómo es posible entrenarse para batir récords en 200 y en 800?
R. Summer es el ejemplo de que eso es muy relativo. Ella nada muy bien 100, 200 y 400, y ahora ha hecho un 800 que es la segunda mejor marca de todos los tiempos. Si la preparas para nadar un 100… Yo la he visto nadar el 100 libre en 53,9s en un entrenamiento. Sería campeona de Italia, de Francia, España, y muchos países. Tiene mucha velocidad. Hoy no está preparada todavía para batir el récord del mundo de 100 porque le falta fuerza y no tiene una salida explosiva, pero esperamos que bata su propio récord de 200 estilos y el de 200 mariposa. Y creo que tiene potencial para batir el récord de 200 libre y 200 espalda. Su almacén de posibilidades es enorme. Yo creo que si ella decide hacer un 1.500 puede poner en peligro el récord del mundo de Ledecky. No tengo ninguna duda.
P. ¿ Estamos ante un caso biológicamente extraordinario o cree que en el último medio siglo ha habido muchos nadadores y nadadoras como McIntosh que no han explotado sus posibilidades por miedo o ignorancia?
R. Muchos no han podido desarrollar lo que tenían porque muchos entrenadores venden humo. Son criminales porque engañan a los deportistas. Hace poco aprendí una cosa: los grandes entrenadores, los que tienen los mejores resultados, son los más generosos. Esos me felicitan por los tres récords del mundo de Summer. Otros no solo no me felicitan. Me dicen que he tenido mucha suerte. Y yo les pregunto: “¿Por qué no te llamó a ti?”. ¿Qué se creen? ¿Qué Summer vino a Francia a tomar el sol de Antibes? ¿Saben lo duro que es entrenar en Font Romeu, en pleno invierno, con diez grados bajo cero?
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