España conquista otro bronce mundial al ritmo de los Backstreet Boys

No hubo sobresaltos, pero sí emoción. España volvió a pisar el podio en la rutina técnica por equipos en un Mundial por tercera edición consecutiva. En Singapur, las pupilas de Andrea Fuentes se colgaron el bronce con una puntuación de 294.8575, firmando un ejercicio sin penalizaciones y con una potencia escénica que les sirvió para superar a potencias como Japón e Italia. Solo China, campeona con 307.8001, y el equipo ruso, que compite como neutral en su retorno tras la sanción por la invasión de Ucrania, con 300.6183, superaron a las españolas.

La escuadra española, integrada por Cristina Arámbula, Txell Ferré, Marina García Polo, Mireia Hernández Luna, Lilou Lluís, Alisa Ozhogina, Paula Ramírez y Sara Saldaña e Iris Tió, actuó en la antepenúltima posición. Las preliminares ya las habían colocado en esa zona noble, fueron terceras tras China y Rusia, y, sobre esa base, construyeron su medalla.

Lo hicieron reinterpretando su exitoso ejercicio del pasado Europeo de Funchal: una coreografía inspirada en el clásico Everybody de los Backstreet Boys, defendida con energía, sincronía y sin fallos técnicos. Esta vez, España mejoró su nota de impresión artística hasta los 122.125 puntos, y alcanzó una dificultad total de 45.8000. Japón (282.41) e Italia (282.31) se quedaron lejos.

El resultado se confirmó aún antes de que terminara la competición. Tras la ejecución de España, solo quedaban por actuar los dos gigantes: Rusia y China. El equipo ruso, con la mayor dificultad de toda la final (49.0750), volvió a demostrar su excelencia con una nota final de 300.6183, insuficiente para alcanzar a unas chinas intratables. El equipo asiático, dirigido por Ana Tarrés, no falló en el cierre y con una rutina impecable se coronó con 307.8001 puntos, rompiendo la hegemonía rusa de años anteriores.

Para España, el valor de la medalla va más allá del metal. En un contexto de máxima competencia, con regresos potentes y rutinas de altísimo nivel, el bronce reafirma la solidez del proyecto de Andrea Fuentes. En la era post-Ona Carbonell, el equipo se ha reinventado y continúa acumulando éxitos con un estilo propio: fresco, visual y técnicamente sólido.

España, pese a todo, sigue por debajo de Londres 2012. Nunca hubo una evolución progresiva y constante. Esto es un renacer, una consolidación en la excelencia después de una larga travesía del desierto, sí, pero no un escalón más en la escalada ininterrumpida de la pirámide. Para que España esté donde la dejó Ana Tarrés todavía hay que remar.

En Singapur, a ritmo de pop noventero, la selección volvió a demostrar que sabe reinventarse sin perder altura competitiva. El podio ya es costumbre. La cima, sin embargo, sigue un poco más arriba.