Chris Paul, heroico, acaba con San Antonio Spurs

Chris Paul obtuvo la canasta soñada, la última de un duelo monumental, abrumador por su dramatismo y por su significado. La victoria de los Clippers (111-109) elimina al campeón, a los Spurs, al equipo más admirado de la NBA, a la escuadra que ha transitado en la excelencia durante los últimos 18 años, en los que ganó cinco anillos y siempre estuvo en los ‘playoffs’, una gesta descomunal.

Tuvo que aflorar el heroísmo, la personalidad y el inmenso talento de Chris Paul para zanjar una contienda que no parecía tener fin, con ambos equipos entregados a un toma y daca en el que los alardes de unos y de otros se sucedían, a cual más admirable. Hasta que Chris Paul culminó una actuación personal que lo mete de lleno en la historia de la NBA, por lo decisiva que resultó, por lo que significó y por cómo la llevó a cabo, lesionado desde el final del primer cuarto.

Chris Paul sintió un pinchazo en la parte posterior del muslo cuando faltaban un minuto y medio para el final del primer cuarto. Se fue directo al banco, se lamentó allí durante unos segundos mientras empezaba a ser atendido y cundía la preocupación en todo el Staples Center. Y del banco, al vestuario. Sin él, se antojaba poco menos que una quimera que los Clippers fueran capaces de vencer a los Spurs, que como casi siempre en situaciones extremas empezaban a carburar con una solidez inaudita. Pero los Clippers se aferraron a su suerte y Chris Paul volvió al partido en la segunda parte. El duelo fue tremendo, se contaron 31 cambios de liderazgo en el marcador y 16 empates.

Paul sumó 27 puntos, con 5 triples, uno de ellos inverosímil, para cerrar el tercer cuarto con 79-78. Se produjo justo después de que los árbitros le señalaran una falta a Austin Rivers, el hijo del entrenador de los Clippers, Doc, que se enfureció con los árbitros. Ginóbili anotó los tres tiros libres. Pero Chris Paul, con su triple, vino a decir que nada ni nadie iba a privar de la gloria a los Clippers, de un triunfo en un séptimo partido con el que soñaban desde hacía muchísimo tiempo. Hizo enloquecer a su flamante dueño, Steve Ballmer, el antiguo magnate de Microsoft, que compró el equipo por una cifra astronómica: 2.000 millones de dólares. Celebró el triunfo como un poseso, sabedor de lo mucho que significa para su franquicia.

Tuvieron mucha tela que cortar los Clippers. Los Spurs sacaron a relucir su excelencia. 27 puntos y 11 rebotes de un Tim Duncan por el que no parecen pasar los años, pese a que acaba de cumplir 39. Tony Parkers sumó 20 puntos y 6 asistencias, pese a que no ha conseguido su mejor nivel durante toda la serie. Green aportó 16 puntos, 8 rebotes y 5 tapones. Ginóbili añadió 8 puntos y 7 asistencias de Ginóbili. Los Spurs echaron de menos una mejor versión del MVP de las finales del año pasado, Kawhi Leonard, que pese a todo sumó 13 puntos y 10 rebotes.

Pero los Clippers respondieron punto por punto. Blake Griffin estuvo sublime, con 24 puntos, 13 rebotes y 10 asistencias. Matt Barnes jugó de manera colosal, con 17 puntos, 2 robos de balón y 2 tapones. Redick y Crawford aportaron anotación y se superaron en defensa. Los Clippers contestaron con 14 triples y un espléndido porcentaje del 51% a los 10 que sumaron los Spurs.

Todo el último cuarto se desarrolló con cortas ventajas para uno y otro equipo. Todas y cada una de las acciones de los últimos minutos parecían decisivas. Los Spurs sumaron nada menos que nueve rebotes de ataque que les permitieron soñar con el triunfo. Gracias a uno de ellos, Parker los puso por delante, 105-107 a falta de 1 minuto y 23 segundos. Empató Crawford con una entrada a canasta a falta de un minuto.

Paul anotó dos tiros libres con los que le habilitó una falta que los árbitros cobraron a Duncan a falta de 13 segundos. Con el marcador 109-107, Duncan se desquitó y anotó dos tiros libres que empataban de nuevo el partido, a 109. Faltaban ocho segundos.

Y ahí se superó de nuevo el héroe de la noche. Chris Paul tomó el balón hizo jugada, penetró, fintó sobre el acoso de Green y, cuando vio que se le echaba encima Duncan, se sacó un tiro por elevación con la mano derecha que tocó en el aro y entró. Era el tiro de gracia. Quedaba un segundo. A los Spurs les quedaba una acción a la desesperada. Diaw sacó de banda directa sobre el aro de los Clippers, pero Barnes rechazó el balón sin que Leonard pudiera apenas tocarlo.

Ganaron los Clippers y abrieron dos incógnitas. Una, saber si Chris Paul podrá recuperarse para estar presente en las semifinales de la Conferencia Oeste que les enfrentará a Houston Rockets; la otra, saber qué pasará ahora con los Spurs. Duncan cumplió 39 años el 25 de abril, Ginóbili cumplirá 38 en julio y Parker, 33 dentro de dos semanas. Duncan y Ginóbili no tienen contrato firmado para la próxima temporada. Y Popovich, de 66 años, con 19 temporadas en la NBA, tendrá mucho que decidir, sobre el futuro del equipo o incluso sobre su propio futuro.