Unicaja se derrite en Atenas

Cuanto peor, mejor. Olympiacos, rey de los triunfos en la adversidad, enseña los colmillos cuando más herido parece, cuando más se confía el rival. Así sucedió mil veces, así sucedió en las dos finales en las que se coronó campeón y así volvió a suceder en su estreno en la presente edición de la Euroliga. Unicaja, descarado en ataque y aplicado en defensa durante 30 minutos, se derritió ante la experiencia y el ardor competitivo del conjunto de Bartzokas tras llegar a dominar por 12 puntos.

Un titubeo final que no emborrona el trazo firme del dibujo de Joan Plaza. Algo tiene su librillo que es capaz de otorgar rango competitivo a un equipo en pocas semanas por deprimido que se lo encuentre. El Unicaja, que llevaba un par de temporadas alejado de la élite en la ACB y desenvolviéndose con actitud burocrática en la Euroliga, se presentó en Atenas, en la cancha del bicampeón, con una determinación inopinada. Con la misma con la que arrolló al Estudiantes en el estreno liguero.

Agarrados a su organización defensiva, a los rebotes de Fran Vázquez y Carlos Suárez, y a los puntos de Dragic los visitantes silenciaron el Palacio de la Paz y la Amistad. Spanoulis capeó el 8-17 inicial cuando encontró el interruptor del aro, pero fue incapaz de iluminar al espeso ataque de los de Bartzokas. Los arrebatos episódicos de Olympiacos no alteraron de inicio la aplicación del conjunto de Plaza, que ganó los dos primeros parciales (26-33, m. 20). A la vuelta de los vestuarios, el acierto de Caner-Medley estiró incluso la renta hasta los 12 puntos de ventaja (26-38, m. 23). Pero ahí murió el descaro y triunfó la veteranía.

A contracorriente, en el ecosistema en el que han forjado su leyenda, los rojiblancos fortificaron su defensa y se lanzaron a su enésima remontada. Comenzó la faena Printezis, la prosiguieron Sloukas y Lojeski y la remató Petway. Dos triples consecutivos del estadounidense dejaron el marcador en 44-45 al témino del tercer cuarto. Pero no se detuvo ahí Olympiacos que estiró su propósito de enmienda hasta el 60-49 del minuto 35.

A Unicaja se le hizo larguísimo el tramo final del partido, no bastó su dominio en el rebote (34-40). Los 26 puntos que encajaron al descanso se convirtieron en 43 en el segundo tiempo. Se le hizo inabarcable el campeón. Un equipo al que su historia reciente ha barnizado de una fe inquebrantable.