“Lassad ha dañado el honor del Levante”

En plena histeria porque se cerraba el mercado de fichajes y el Levante necesitaba urgentemente un delantero, el club granota anunció la contratación del franco-tunecino Lassad a las 2.47 de la madrugada del sábado, recién cerrado el plazo de fichajes del 31 de agosto. No había necesidad de tanto dramatismo puesto que el jugador, al estar en paro (había acabado contrato en junio pasado con el Deportivo) no estaba sujeto a los límites temporales para poder ser fichado. La satisfacción granota (otra vez sobre la campana creía haber contratado a un atacante de entidad como el año pasado a Koné, o el anterior a Caicedo) se tornó en perplejidad al enterarse de que Lassad había viajado el sábado a Glasgow para fichar por el Celtic. Ante el altar de la Liga, el Levante se había quedado compuesto y sin novio, huido a Glasgow para comprometerse con el Celtic, compartir delantera con el venezolano Miku, cedido por el Getafe, y enfrentarse al Barça, entre otros, en la primera fase de la Liga de Campeones.

El Levante se ha sentido burlado y ha anunciado acciones legales contra el jugador, aunque admite que este no firmó ningún documento que los uniera. Fue su representante, Karim Abdil, quien aceptó los términos del contrato de dos años ofrecido por la entidad levantinista. “No se puede jugar con la imagen del Levante”, ha declarado el presidente levantinista, Quico Catalán. “Lassad nos dijo que el único representante legal para hablar con él era Karim Abdil. A las 19.00 se traslada nuestra propuesta y no la acepta. A las 22.32 recibió una nueva propuesta. A las 1.42 nos dice que hay un pequeño error de redacción. Y a las 2.47 nos dice que se puede hacer oficial la contratación del jugador…”.

Tres veces internacional con Túnez, Lassad, de 26 años, marcó 28 goles en cuatro temporadas en el Deportivo. Castigado por las lesiones musculares en los últimos años, el Depor le ofreció una oferta de renovación de contrato, pero tampoco insistió cuando el jugador decidió rechazarla. Delantero potente y hábil pese a sus 1,90 metros de altura, el Levante creía haber podido repetir con él la historia de Koné, tratado con mimo para sobrellevar sus frecuentes molestias físicas. Pero ahora se siente despechado. “El Levante no puede querer a quien ha dañado la honorabilidad del club. No puede jugar aquí nunca en la vida”, zanjó Catalán.