Güiza recupera el gol

Saltó al campo en el minuto 52. Su equipo perdía 0-1 ante Osasuna y la afición le recibió con la ovación de quien encarga un rescate. Vestido de azul y oro, el torero jerezano saltó dispuesto a reverdecer laureles y a reencontrarse con el gol. No tardó ni 10 minutos en ejercer de matador. Con un zapatazo desde la frontal, tras rescatar un balón rebotado, empató el partido y se lanzó con firmeza a ganar el duelo. Su celebración tuvo más de liberación que de alegría, la rabia contenida de un rematador que llevaba meses seco de goles. Hacía seis meses que no veía puerta, cuando batió al Bucaspor, el 24 de abril. Pero su primorosa actuación no le alcanzó al Getafe para sumar los tres puntos. Los de Luis García solo han celebrado un triunfo en lo que va de Liga, llevan cuatro jornadas sin ganar, y coleccionan su tercer empate consecutivo a pesar de la iluminada tarde de su fichaje estrella. Dos goles, un taconazo, dos fintas, una espuela, media docena de arreones ante el área rival... nada sirvió para ganar, pero sí para acreditar que Güiza ha vuelto.

"Llevaba mucho tiempo sin marcar y estos dos golitos me van a dar mucha confianza. Estoy feliz, es un día importante para mí y he comprobado que, después de los dos años que pasé aquí, la gente me sigue queriendo", explicó el jerezano en la rueda de prensa posterior al partido ante Osasuna con un punto de decepción y el gesto pícaro de siempre. Güiza es, de momento, el jugador número 12 para Luis García. Con apenas 379 minutos de juego, su doblete de ayer le convierte en el segundo goleador del equipo solo por detrás de Miku (4). Además, suma tres asistencias a su expediente, pero el técnico azulón aún no acaba de encontrarle acomodo para darle continuidad. "El día que jugamos con Miku y Güiza juntos [ante el Rayo], jugamos nuestro peor partido. Dimos la peor imagen y perdimos. Si nos basamos en esa experiencia, no es muy grata. Pueden jugar juntos en determinados momentos del partido, pero la idea no es jugar con dos puntas. Cualquiera de los dos puede salir de partida. Hay que aprovechar las rachas", explicaba Luis García hace unas semanas.

Güiza llegó a Getafe hace cuatro meses tras un exilio poco fructífero en el Fenerbahçe turco. Tres temporadas en las que fue languideciendo su fama de goleador hasta quedarse fuera de la lista para el Mundial de Sudáfrica, después de haber disputado toda la fase de clasificación. Tras debutar en Primera con el Mallorca de Luis Aragonés con 19 años y pasar por el filial del Barcelona y el Recreativo de Huelva, su espíritu díscolo comenzó a empañar su currículum. El verano de 2003, con 23 años, fue traspasado al Ciudad de Murcia, que ese año debutaba en la Segunda División. Quique Pina, ahora presidente del Granada, y por aquel entonces propietario del Ciudad de Murcia, fue explícito al oficializar su fichaje ante los medios: "Os presento al jugador más golfo de España", espetó. En el conjunto murciano recuperó el instinto goleador con 16 tantos en su primer año y 22 en el segundo, registros que le permitieron fichar por el Getafe y volver a Primera. Sin embargo, no acabó de corregir su rebeldía -"Hay días en los que llega a entrenar como si hubiera dormido debajo de un puente"-, contó su técnico de entonces, Bernd Schuster-, pero cogió carrerilla, afinó su arco (celebrando los goles como su ídolo Kiko Narváez) y regresó a Mallorca. Allí firmó la mejor temporada de su carrera, alcanzó el pichichi y la Bota de Plata europea con 27 goles en 37 partidos, y el entrenador que le hizo debutar en Primera. Luis Aragonés le convirtió en internacional y en campeón de Europa en 2008.

Fue su mejor época. Ahora, tras una larga travesía en Turquía, donde no ha despuntado, vuelve a sonreír. "Güiza es el regreso de la persona que fue feliz aquí. Vuelve al lugar donde se hizo un nombre en esto del fútbol. Estoy muy contento con su actitud. Ya no tiene 25 ó 26 años, pero le queda mucho futbol", anuncia Luis García, que espera más goles y más tardes como la de ayer para reflotar al Getafe.