Balas de fogueo en el Camp Nou
Un Barça laborioso pero sin pegada choca contra un Manchester muy defensivo
Aunque el marcador no se dio por enterado, insensible al calor de la cancha, el Barça se batió con la nobleza de los equipos que se niegan a capitular cuando enfrentan al candidato a sucederle en el escaparate europeo. Atacaron los azulgrana como jabatos hasta reducir a los ingleses a un ejercicio defensivo, encomendados los unos a Deco y los otros a Scholes, orillados como quedaron finalmente Cristiano Ronaldo y Messi. El portugués estuvo muy por encima de un equipo tan solidario como anónimo, muy alejado de la pompa que le rodea en cada partido, y el argentino se ofreció hasta que reventó y dejó el testigo a Bojan.
A los barcelonistas les faltó clase y grandeza para coronar una actuación de mérito. A cambio de dignidad, el equipo ha perdido magia y malicia. Lleva un gol a favor en sus últimos cuatro partidos en el estadio. El rival de anoche, sin embargo, invita a valorar el empate como un acto de afirmación más que de negación porque fue el Manchester el que dimitió escandalosamente después de marrar un penalti.
Apenas quedaron dudas de las intenciones del United desde que Ferguson cantó la alineación, y menos todavía cuando Cristiano Ronaldo formó como delantero centro. Los ingleses fueron a por el partido con determinación, sin margen para especular, con Rooney y Tévez en el frente de ataque y un centrocampista como Hargreaves en el lateral derecho después de que Brown pasara a jugar de central. No habían pasado ni dos minutos y la pelota ya estaba plantada en el punto de penalti de Valdés después de que Cristiano Ronaldo eliminara a los dos centrales azulgrana: Márquez le entró en falta, el libre directo del portugués acabó en saque de esquina y Milito puso las dos manos cuando el delantero acudió al remate.
Ocurrió que Ronaldo erró el tiro de gracia, falto de suerte en los partidos de palabras mayores, y el Barça encontró en el penalti fallado la chispa necesaria para prender fuego al partido mientras el Manchester tocaba retirada. A favor de viento, animados por el gas sentimental de su hinchada, los azulgrana tomaron la pelota y montaron el encuentro en cancha del United. Desde la presión, el Barcelona neutralizó la salida inglesa y alcanzó con relativa facilidad el balcón del área de Van der Sar. Trabajó bien las jugadas y abrió el campo con Iniesta y Messi en las bandas mientras Deco reaparecía como volante en la sala de máquinas. El ejercicio de laboriosidad azulgrana resultó tan estimable como estéril fue su fútbol de ataque. Apenas contaba remates, falto de pase interior, presa de la ansiedad y precipitación.
Al Manchester le alcanzaba con escalonar a sus zagueros y procurar que Messi recibiera el balón al pie para neutralizar al Barcelona, un equipo cada vez más laborioso y menos clarividente, necesitado de un punto de luz, de la mejor versión de Ronaldinho, ausente por vez primera en un partido de los grandes. Aunque los ingleses tampoco llegaban a la cancha azulgrana, sus despliegues eran más selectivos y vertiginosos. Cristiano Ronaldo intimidaba en cada arrancada, salía como un tiro a cada desmarque y atacaba como un gallo.
El partido se puso tan intenso y fabril que se agradecía cualquier detalle de calidad, ya fuera de Cristiano Ronaldo o de Messi, dispuesto cada uno a convertirse en el futbolista del partido por dimisión de sus compañeros, a excepción de Deco y Scholes, dos jugadores estupendos en contenciosos trabados como el de anoche. A los grandes secundarios les costó ganar protagonismo, y cuando Iniesta y Eto'o conectaron, los azulgrana sonrieron durante un buen rato. Mejoró el camerunés en sus diagonales, de la misma manera que ha perdido puntería, al tiempo que los dos laterales barcelonistas sostenían por fin al equipo. Empeoraba el Manchester y mejoraba el Barça.
A Rijkaard le faltó munición para forzar la máquina, síntoma evidente de que el equipo llegaba muy justo en contraste con su rival, sobrado de efectivos y, sin embargo, cada vez más defensivo. Exhausto Messi, Bojan y Henry tomaron la alternativa -ofensiva-, y remataron inclusohasta tres veces en situaciones nada francas.Nadie consiguió desequilibrar una contienda muy anudada pese a que fue presentada como un mano a mano entre dos de las delanteras más fecundas del fútbol. Así de sorprendente es el fútbol. La vuelta en Old Trafford resolverá el finalista, y a decir verdad, el resultado avala a los dos contendientes, la mejor de las noticias para el Barcelona.
Cristiano Ronaldo y Messi, cara a cara en lalistaWIP
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