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El Congreso de los Diputados sale en procesión como un paso de Semana Santa al encuentro de los ciudadanos

Un coro de personas ciegas portará una maqueta de la sede de las Cortes en una acción artística de Roger Bernat enmarcada en el 50º aniversario de la democracia en España

Raquel Vidales

En una discreta nave de un polígono industrial de la localidad madrileña de Getafe, el ebanista Antonio Bachiller modela con mimo bellos muebles artesanales. Mesas, armarios, aparadores, tocadores y estanterías conviven con tablones, listones, sierras, cepillos. Pero en este paraíso de madera se ha colado estos días una pieza insólita: una maqueta del Congreso de los Diputados instalada sobre una estructura de andas como las que soportan los pasos de Semana Santa. Ese es precisamente el objetivo: el próximo domingo, víspera de la celebración del Día de la Constitución, el monumento más representativo de la soberanía popular española saldrá en procesión por las calles de Madrid a hombros de miembros del coro Fermín Gurbindo, formado por personas ciegas o con discapacidad visual.

El martes pasado, Bachiller daba los últimos retoques a la maqueta, de metro y medio de ancho, construida en madera de pino según los planos originales del edificio inaugurado en 1850 por la reina Isabel II. Acababan de llegar las réplicas en miniatura de Daoiz y Velarde, los icónicos leones que flanquean la escalinata de la fachada principal del Congreso. “Es lo más raro que he hecho nunca”, bromeaba. Le ayudaba el creador teatral Roger Bernat, ideólogo de la singular procesión bautizada como Desplazamiento del Congreso, así como el actor Juan Navarro, que ejercerá de maestro de ceremonias el domingo. “Arrancar de sus cimientos ese monumento, que no deja de ser el símbolo de nuestra estabilidad, para llevarlo a lugares que habitualmente no visita y que probablemente desconoce, es una manera de precarizarlo pero al mismo tiempo de dotarlo de significados que quizá ha ido perdiendo con el tiempo”, explica Bernat.

Ya en 2014, ambos organizaron un desfile similar en Santiago de Chile, bautizado como Desplazamiento del Palacio de la Moneda. Durante dos días, más de 30 organizaciones sociales portaron la sede presidencial chilena y la trasladaron a La Legua, el barrio con la renta per cápita más baja de la ciudad. Cada colectivo se hizo cargo de llevar la maqueta a hombros durante un tramo, decidiendo qué comunicar desde el balcón del palacio y cómo acompañar el paso: con música, baile o en silencio. Se inspiraron en las mingas, una práctica tradicional de la región de Chiloé, en el sur de Chile, donde comunidades enteras se unen para acometer trabajos de gran envergadura, como el traslado de casas completas.

En Madrid, en cambio, el desfile arrancará a las 11 de la mañana desde la escalinata del Congreso y está previsto que dure tres horas. No hay un destino concreto y transcurrirá en silencio, excepto por algunas canciones populares que cantarán los portadores de la maqueta. ¿Por qué eligieron un coro de personas con discapacidad visual para cargar la pieza? “En el momento en el que estamos, nada mejor que dejarse guiar por las personas que mejor se orientan en la oscuridad. Porque trasladarse en la oscuridad tiene la particularidad de que normalmente no sabes a dónde vas, te mueves a tientas. Así que nosotros vamos a salir a las calles de Madrid a tientas, a ver hacia dónde nos lleva este colectivo, sin demasiada intención de llegar a un lugar concreto”, responde Bernat, figura de referencia internacional en el ámbito del teatro participativo.

El escenario del cambio en España

La iniciativa, comisariada por la periodista cultural Marta García Miranda, forma parte del programa institucional 50 años de libertad en España. En este medio siglo, el edificio del Congreso ha sido el epicentro del nacimiento y consolidación de la democracia en España, además de marco de acontecimientos como las proclamaciones de los reyes Juan Carlos I y Felipe VI, el golpe de Estado del 23-F y los velatorios de Leopoldo Calvo-Sotelo y Adolfo Suárez. Un momento que Bernat considera propicio para darle un meneo a supuestos que se asientan como verdades eternas: “Tengo la sensación de que estamos enterrando una manera de entender la Transición y de que algunas ideas que parecían inamovibles se están volviendo a poner en cuestión. Es urgente, por tanto, hacer un trabajo de reconstrucción movilizando los símbolos sobre los que nos sustentamos, como el Congreso de los Diputados. Porque los símbolos tienen tendencia a anquilosarse, a vaciarse de contenido y a tomar significados que no responden a su sentido original”.

Juan Navarro, que también ofició como maestro de ceremonias en Chile, recuerda que aquella procesión que comenzó siendo un pequeño pasacalles con medio centenar de personas se acabó convirtiendo en una catarsis popular. “Al final éramos quinientos y la cosa no paraba de cambiar de sentido. Desde colectivos que lanzaban pintura roja para denunciar las torturas y los asesinatos cometidos en su interior hasta gente que bailaba y cantaba alrededor. Fue como si los ciudadanos de pronto sintieran, de una manera casi mágica, que se apropiaban del edificio”, relata. Se respiraba también un sentimiento de reparación histórica, dice Navarro, “con el barrio de La Legua, que durante la dictadura había sido refugio de disidentes y, sin embargo, durante la dictadura fue olvidado y convertido en un distrito marginal”.

El sueño es que algo parecido ocurra el domingo en Madrid. “Nos gustaría que la gente tuviera una experiencia poética, más allá del contenido político, porque el poder simbólico de este edificio es muy potente”, anhela Navarro. ¿Y qué van a hacer con la maqueta después de la procesión? Bernat y Navarro exclaman a la vez: “¡Quién sabe!“. Bernat explica: ”La del Palacio de la Moneda no sabíamos dónde meterla. La dejamos provisionalmente en el patio de un amigo y creo que sigue allí. Nos han dicho que la sacan a veces en manifestaciones, fiestas, desfiles". El ebanista Bachiller, mientras tanto, observa orgulloso su obra. Tal vez el arquitecto del edificio real, Narciso Pascual Colomer, hiciera una como esta hace dos siglos.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.
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