El horror de un campo de concentración franquista en una paradisiaca isla gallega
Miguel Ángel Delgado estrena en el festival de San Sebastián la película de ficción ‘San Simón’, basada en la historia del centro de reclusión que albergó el enclave


María José Carrasco tiene 80 años y reconoce no estar muy segura de si fue en un bollo de pan donde su madre escondió una cámara de fotos para su padre, Dámaso Carrasco, preso en el campo de concentración franquista de San Simón, una bellísima isla al final de la ría de Vigo, en Galicia. Fuera como fuera esa entrega, con esa máquina Dámaso Carrasco consiguió, clandestinamente por supuesto, las únicas fotos del interior del campo de prisioneros, documentos inéditos que aparecen al final de la película de ficción, San Simón, que, dirigida por Miguel Ángel Delgado, y protagonizada, entre otros, por Flako Estévez, se ha estrenado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en la sección Made in Spain.
San Simón, única película en gallego en el Zinemaldia, se podrá ver también en el Festival de Cine de Ourense el próximo día 2, antes de su estreno en salas el 24 de octubre. Al estreno en San Sebastián asistieron emocionados varios familiares de presos, entre ellos María José Carrasco y Mar Angosto, biznieta de José Acuña Lamas, de este campo de concentración, que estuvo abierto desde el 15 de octubre de 1936 hasta el 15 de marzo de 1943 y por el que pasaron unos 6.000 internos, de los que un 10% murieron o fueron asesinados.

“Es un homenaje a todas las víctimas olvidadas del franquismo y, más concretamente, a todos los presos que pasaron por el campo de San Simón”, asegura el director del filme, Miguel Ángel Delgado (Valdepeñas, 1974), junto al protagonista, Flako Estévez (Cambados, 1984), en un encuentro con este periódico en San Sebastián. La idea del filme surgió a raíz de un proyecto expositivo sobre islas-cárceles que llevaba desarrollando Delgado junto a Nicolás Combarro. Fue cuando llegó a la playa de Cesantes, frente a la isla de San Simón, cuando Delgado descubrió la belleza de ese lugar mítico en Galicia, que arrastra una larga historia ―monasterio, lazareto y cárcel―, declarado Bien de Interés Cultural en julio de 1999, cuando cambió su objetivo para centrarse en la historia del campo de concentración.
Tras un exhaustivo trabajo de investigación con historiadores y documentalista, familiares y grupos y organizaciones dedicados a la memoria histórica, como el gallego O Faiado da Memoria, Delgado se ha enfrentado a la desmemoria que, asegura, atraviesa nuestro país desde la Transición. “Estamos en un momento complicado porque se ha pasado del olvido a la negación por parte de algunos sectores, a pesar de todas las evidencias claras. Por ello se hace más necesario luchar contra ese olvido, en primer lugar, por las propias familias y víctimas que sufrieron en ese campo y todavía no han tenido una reparación, oír las voces que claman bajo la niebla del silencio. A lo largo del rodaje de la película hemos tenido noticias de toda España de familiares de presos que estuvieron en San Simón. Por otro lado, nos ofrece la posibilidad de abrir un diálogo rico y necesario sobre lo que fue el golpe de Estado, lo que fue la represión, que en el caso de Galicia fue tremebunda, y que todo eso ayude a tener lecturas más complejas de lo que fue aquello”.

El actor Flako Estévez se enteró de que su tío abuelo, Antonio Blanco, conocido como El cojo del Bao, y condenado a veinte años, había estado en la prisión de San Simón cuando anunció a su familia que iba a trabajar en la película. “Nadie en la familia quería hablar del tema. Aún se guarda el silencio y hay miedo a recordar o a hablar”, dice Estévez, que confiesa enfrentarse a una gran responsabilidad con este proyecto basado en hechos tan reales y trágicos. Estévez encarna al preso Dámaso Carrasco, un empresario republicano, miembro del Partido Galleguista que fue condenado a 29 años de prisión, pena posteriormente indultada, y que fue el único preso que vivió los 12 años en los que estuvo abierto el campo de concentración de San Simón, en el que fue el encargado de las labores administrativas. “Hemos querido ser el megáfono de tantas voces que están ocultas bajo la niebla. Las heridas no se pueden tapar con más silencios”, explica el actor. “Hablar de todos esos años y dialogar es la manera de cerrar heridas”, apunta el director.
María José Carrasco no tendrá claro lo del bollo de pan, pero sí de los rollos de papel con letra pequeñísima que su madre escribía y escondía en los dobladillos del vestido contándole a su padre el devenir de la guerra y lo que estaba sucediendo en el exterior del campo. Al contrario de lo que pasaba o pasa en otras familias, en la suya no hubo silencios. Ella supo desde niña lo que había vivido su padre (fallecido en 1987) en el “lazareto”, como él lo llamaba. “Es vergonzoso que se intente ocultar la realidad de los campos de concentración y más en estos momentos tan tremendos que estamos viviendo. Me siento profundamente orgullosa de que esta historia salga a la luz en el cine. Hay que dejar claro que la lucha por los derechos fue tremenda y que nos costó años conseguir las libertades. Es una enseñanza fundamental para los jóvenes”.

El bisabuelo de Mar Angosto (Pontevedra, 51 años), José Acuña Lamas, fue detenido y enviado al campo de concentración de San Simón por ser el secretario del Gobernador Civil de Pontevedra en la II República. “Nunca podría imaginar que mi bisabuelo estuviera en una película. Yo conocía poco su historia oscura porque mi padre no contaba mucho, pero estoy muy emocionada de que con ello se contribuya a luchar contra el olvido después de tantos años de silencio”, asegura Angosto en San Sebastián.
San Simón fue uno más de los trescientos campos de concentración creados por el régimen de Franco, una isla que está pendiente de ser reconocida como lugar de memoria. “Una isla mágica y bellísima que esconde una historia trágica”, finaliza Miguel Ángel Delgado.
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