Melania Trump se enfrenta a Putin en una ópera en Londres
La soprano Melinda Hughes escribe, compone y protagoniza ‘Melania: The Opera’, una divertida pieza de cámara sobre los dilemas de la primera dama estadounidense ante una hipotética invasión de su país natal, Eslovenia por Putin

La víspera de la primera toma de posesión de Donald Trump, Melinda Hughes actuaba en el Met Room de Nueva York. “El aire de la sala era denso, se podía respirar la tensión del momento”, recuerda la soprano londinense. “Al día siguiente, me uní a la Marcha de las Mujeres por las calles de la ciudad mientras por internet circulaba el meme #FreeMelania”. La cantante decidió incluir estas y otras parodias sobre la primera dama estadounidense en el programa, aún en cartel, de su cabaret Weimar & Back, como un rap sobre sus primeros días en la Casa Blanca y un número burlesco a partir de las páginas más incendiarias de un diario ficticio. “Su silencio nos inquietaba”, asegura Hughes. “Por eso en las manifestaciones todas gritábamos: ¡Melania, parpadea dos veces si necesitas ayuda!”.
Entonces sonó el teléfono. No era el FBI, sino Bill Bankes-Jones, director artístico del Tête à Tête, un festival dedicado a la ópera de cámara en espacios alternativos de Londres. “Me preguntó si estaba preparada para escribir una ópera completa sobre Melania y, aunque me sentí muy halagada por la propuesta, le contesté que no”. Por entonces, Hughes trabajaba con el pianista Jeremy Limb en un espectáculo de gran formato sobre la vida de Margo Lion, figura clave del cabaret berlinés durante la República de Weimar, que invocaron a través de las canciones de Brecht, Hindemith y Spoliansky. “El estreno de Margo en el Fringe de Edimburgo tuvo tanto éxito que me sentí con fuerzas para todo”. Esta vez fue el móvil de Bill el que empezó a vibrar.
Hughes había conocido a Limb a finales de los noventa en el Royal College of Music, pero no se asociaron como dupla creativa hasta tiempo después. “En 2007 yo acababa de sufrir una lesión en el cuello que me obligó a apartarme temporalmente de los teatros de ópera, y él llevaba una doble vida como cómico e improvisador”. El cabaret les permitió exprimir su talento musical con letras sacadas de los tabloides que convertían en divertidas sátiras políticas, como el espectáculo Clemenzia von Trunksale, protagonizado por una prima donna aristocrática que merodea por el Palacio de Buckingham. “Lo llevamos por todo tipo de salas”, dice. “Incluso actuamos en funciones privadas para gente importante, como la presidenta de Barbados y un lord mayor de Londres”.

El libreto de Melania: The Opera trascurre en un distópico pero muy creíble 2027. “La primera dama visita un colegio de Rancho Mofeta, un pueblo inventado de Florida, para pronunciar un discurso de su campaña contra el acoso escolar”, adelanta Hughes. “Entonces la directora del centro le informa de que Rusia acaba de invadir Eslovenia, su país natal”. A la pantalla del teléfono llegan las primeras declaraciones de su marido: fiel a la doctrina del America First, Trump se desentiende del ataque y sigue haciendo hoyos por el campo de Mar-a-Lago. “Melania siente que tiene que tomar partido y pide un lápiz para corregir los papeles que se dispone a leer”. Lo que dirá o callará se sabrá este jueves, durante el estreno más esperado de la programación del Tête à Tête.
Para la artista británica, el humor “no se crea ni se destruye, solo se transmite”, por lo que confía en que los espectadores que acudan a las dos funciones del Cockpit Theatre, junto al Mercado de Church Street, se lo pasen “al menos la mitad de bien” que ella mientras componía la ópera. “Yo aporto las primeras chispas melódicas, que luego Limb aliña con sus polvitos mágicos para darle coherencia y estructura”, describe sobre el trabajo con el piano. “Jeremy tiene la capacidad de convertir una rápida anotación de servilleta en un sketch brillante, pero a veces se vuelve tan ingenioso que pierde la noción del público al que nos dirigimos. Para mí es muy importante que el cabaret sirva de puerta acceso a la ópera para quienes no están familiarizados con el género”.

El libreto está plagado de dobles sentidos, mensajes velados y hasta trabalenguas sobre el aspecto (“naranja”), la actitud (“matona”) y los excesos (“pronúnciese Epstein”) del mandatario estadounidense. “La más grotesca caricatura palidece al lado de la realidad, pero por si acaso hemos contratado los servicios de un abogado especializado en demandas por difamación”, reconoce Hughes. “Eliminamos las escenas de Barron, al que los Trump veneran como a un mesías, y suavizamos algunos diálogos”. La obra alcanza su clímax cuando Melania resuelve su dilema y anuncia: “Si Tito no aguantó una mierda de Stalin, yo no pienso tragar ni media con Putin”. Y acto seguido entona el aria Enough!, en la que proclama que no aceptará más mentiras, secretos ni humillaciones.
La partitura combina lo mejor de los cabarets clásicos de Charlottenburg y los musicales de Broadway, recurre al cancionero de Copland y a la pirotecnia de las arias de bel canto, e incluso se atreve con un número de rock cristiano (Thoughts and prayers). “También hemos incluido una canción folclórica eslovena, en la que la primera dama recrea sus días en un colegio de Svenica”. Nada más terminar el primer borrador, la soprano se enteró por la prensa de que, en su enésima cruzada contra el wokismo y las élites culturales, Trump había propuesto a sus aliados republicanos en el Congreso rebautizar el Kennedy Center de Washington como First Lady Melania Trump Opera House. “¿Se le ocurre a alguien mejor reclamo publicitario?”, celebra Hughes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.