Israel corta la financiación a sus ‘Oscar’ por premiar una película sobre un niño palestino
La coproducción israelí-palestina ‘El mar’, consagrada en una ceremonia con llamamientos al fin de la invasión de Gaza, representará al país en los galardones de la Academia de Hollywood


El ministro de Cultura de Israel, Miki Zohar, ha anunciado este miércoles que cortará la financiación a la ceremonia de entrega de los premios del cine Ofir, el equivalente nacional a los Oscar o los Goya, tras haber otorgado este año el galardón de mejor largometraje a El mar. Se trata de una coproducción israelí-palestina que narra las peripecias de un niño de Cisjordania -territorio que Israel mantiene bajo ocupación militar desde hace siete décadas- para cruzar ilegalmente a Tel Aviv y ver el mar por primera vez en su vida. El filme, que el ministro ha calificado de “escandaloso”, representará a Israel en los Óscar de Hollywood. La ceremonia en la que fue premiado, este martes, fue notablemente política, con discursos contra la invasión de Gaza (justo cuando Israel ha lanzado la conquista de la capital para destruirla por completo) y decenas camisetas entre los asistentes con lemas como “Un niño es un niño” (en árabe y hebreo), “Paremos la guerra” y “Todos a casa, ahora”, en apoyo a un acuerdo con Hamás para poner fin a los bombardeos a cambio de los últimos 48 rehenes israelíes en Gaza.
“Desde el presupuesto de 2026 en adelante, esta patética ceremonia no estará financiada por los contribuyentes”, advirtió Zohar en un comunicado difundido por Cultura. “Durante mi mandato, los ciudadanos de Israel no pagarán por un vergonzoso evento de cine que escupe en los rostros de nuestros soldados”. El ministro pertenece al Likud, el partido de derechas que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que gobierna en coalición con el nacionalismo extremo y con los partidos que defienden los intereses del colectivo ultraortodoxo judío.
Dirigida por el cineasta israelí Shai Carmeli Pollak (que ganó el premio a mejor guion original y se lo dedicó a un amigo que ha sobrevivido un bombardeo israelí en Gaza), la película apenas “escupe en las caras” de los soldados israelíes porque casi no aparecen, pero sí retrata de forma crítica la realidad de la ocupación y la sociedad israelí, a la vez que subraya la idéntica ternura que comparten niños judíos y árabes.
“Días oscuros”
El productor, Baher Agbariya, agradeció semejante “muestra de confianza”, que “no debe darse por sentado en días oscuros como este, en los que la guerra y el ruido de las armas tratan de silenciar la voz humana”. La película, dijo, nace del “amor a la humanidad” y tiene como mensaje “el derecho de cualquier niño a vivir en paz, sin miedo ni guerra”. “Todos somos iguales”, dijo antes de dedicar el premio a todos los que creen que la paz: “no es una ilusión, sino una elección aquí y ahora”.
A lo largo de hora y media rodada en árabe y hebreo, el filme lleva a la gran pantalla la disonancia entre la realidad de los palestinos de Cisjordania (los puestos de control, el sistema militar de permisos o cómo los peones de la construcción arriesgan su vida por cruzar el muro de separación para hacer ilegalmente en Israel el trabajo que no pueden obtener en su estrangulada economía) y de los israelíes de Tel Aviv, retratados como personas incapaces de formar una frase en árabe, que llevan a la vez un rifle y una chapa de veganismo en el uniforme que se enfundan durante el servicio militar obligatorio o que observan sentados en la terraza de una cafetería el arresto de dos palestinos antes de recibir, como si nada, un capuchino con leche de soja.

El protagonista, Jaled, un niño de 13 años, es el único de una excursión escolar que se queda sin poder ver el mar por primera vez porque carece de permiso de las autoridades militares israelíes, aparentemente por haber participado en una manifestación. Lo encarna con gran credibilidad el palestino Muhammad Gazawi, que se hizo con el Ofir a mejor intérprete. Al subir al estrado, habló en árabe, una lengua que prácticamente nadie en el público entendía y que muchos israelíes judíos asocian -automática y visceralmente- al enemigo, para pedir que todos los niños del mundo tengan “la misma oportunidad: viven y soñar sin guerras”. Nadie tan joven había recibido antes el galardón y recibió un largo aplauso.
La cinta no ha gustado nada al ministro de Netanyahu. “Reproduce”, se quejó ya el mes pasado, la “narrativa” de los “enemigos” de Israel mientras sus “soldados luchan en el frente”. Fuentes de su ministerio citadas por la radiotelevisión pública israelí aseguran que Zohar no ha visto la película, proyectada este miércoles ante decenas de personas en la sala más pequeña de la Cinemateca de Jerusalén.
Los Ofir se entregan desde 1990 y están organizados por la Academia Israelí de Cine y Televisión. La galardonada como mejor película se convierte automáticamente en candidata de Israel a los Oscar en la categoría de mejor película extranjera.
Un momento particularmente emotivo fue el discurso entre lágrimas de Uri Barbash, autor en 1984 de Tras las rejas, uno de los largometrajes más interesantes del cine israelí y que se coló entre las nominadas al Oscar a mejor película extranjera. “La santidad de la vida y la obligación de salvarlas no puede tener fronteras: ni étnicas, ni geográficas”, dijo tras recibir un largo y emocionado aplauso al cargar contra el ministro de Cultura que acaba de retirar los fondos a la ceremonia.
El ministro ha pasado el miércoles retuiteando las felicitaciones que ha recibido por su decisión desde las filas de la derecha. Amichai Chikli, el ministro de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo cercano a Santiago Abascal (participó en un acto de Vox en Madrid), consideró la decisión “muy importante”. “Resulta impensable que, después de todo lo que ha pasado Israel desde el [ataque de Hamás del] 7 de octubre [de 2023] y en medio de una guerra difícil, se requiera que los contribuyentes participen en la financiación de la propaganda palestina”. O la organización ultranacionalista Im Tirtzu, que festeja que “los ciudadanos israelíes no financien con sus impuestos” una Academia del Cine y Televisión que “premia películas antiisraelíes en tiempos de guerra”. “Quien quiera repartir premios y dinero a quienes odian a Israel debería hacerlo de su propio bolsillo”, agregó.
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