Hay toreros que no saben estar mal
Román cortó una oreja al único toro potable de una corrida muy mansa, descastada y deslucida de Fuente Ymbro, con la que no desentonaron Curro Díaz y Diego San Román


Es curioso. Hay toreros que no saben estar mal, que no desentonan, que no se descomponen. Pueden no ser artistas, como Román, o sí, como Curro Díaz, pero destacan, ante todo, por su entrega, cada cual en su nivel, y mantienen intacto su prestigio, mucho o poco, tarde tras tarde.
Del mismo modo, hay ganaderías -la mayoría- que solo triunfan muy de vez en cuando, como es el caso de Fuente Ymbro, una auténtica factoría industrial que hoy ha vuelto a fracasar a pesar de que el quinto se ha movido con encastada nobleza en el tercio final. Muy bien presentados todos, han destacado sobremanera por su manifiesta mansedumbre, aspereza, cobardía y ausencia de calidad; de corto viaje, con la cara por las nubes, derrote va, tornillazo viene, y, en consecuencia, muy deslucidos.
Pero no ha sido ese el caso de Román, pundonoroso siempre, de quien se puede afirmar que esta tarde ha tenido entreabierta la puerta grande por su muy entregada labor ante el quinto, de gran movilidad en la muleta. Román, que no es un artista, pero ahí sigue con el respeto de todos por su enorme compromiso, lució al toro citándolo de largo en las seis tandas, cinco de ellas con la mano derecha, que trazó a lo largo de la faena de muleta. El toro se arrancaba con alegría, humillaba y permitía el lucimiento de un torero muy animoso, que desaprovechó la invitación de su oponente con tandas demasiado cortas. A pesar de ello, el público reconoció y valoró, en exceso, quizá, la labor de Román, ante buenos muletazos faltos de hondura pero sobrados de emoción. Lucieron ambos, toro y torero; el primero, por su acometividad, prontitud y fijeza, y el segundo, por su firmeza y estilo emocionado. En las postrimerías de la faena sufrió una fea voltereta de la que salió bien librado, y unas ceñidas bernadinas corroboraron el entusiasmo de la plaza. Si mata bien, que no lo hizo -oportunidades así no se pueden dejar pasar- quién sabe si hubiera paseado las dos orejas.
Tampoco saber estar mal Curro Díaz, (tampoco sabe estar muy bien, esa es la verdad); desprende torería y buen aroma en todo lo que hace. No pierde nunca la compostura, pero no inunda la plaza de perfume, de modo que destapa el frasco, lo muestra al público y se da prisa en cerrarlo. Pero el empaque es suyo, y se nota. Hoy se ha enfrentado a dos toros muy deslucidos, como lo fue también el primero de Román, y por allí anduvo sin perder el tipo, y hasta consiguió algún muletazo más que estimable como dos naturales templados al cuarto. Y ahí sigue, con su prestigio intacto.
Menos conocido es el mexicano Diego San Román, que confirmó la alternativa. Muy digno toda la tarde, valiente a carta cabal ante un lote bronco al que le aguantó tarascadas y derrotes que pusieron en serio peligro su anatomía. Al primero lo recibió, muleta en mano, de rodillas con un pase cambiado por la espalda, y pronto se vio obligado a recuperar la verticalidad antes de salir despedido por los aires, y el sexto le lanzó un tornillazo a la cabeza en el segundo muletazo del que salió indemne de puro milagro. No le perdió la cara al primero, y se empeñó en obtener rédito del deslucido sexto con el que se la jugó de verdad, aunque quizá demasiado encimista en la segunda parte de la faena. De cualquier modo, su paso por Las Ventas ha sido altamente positivo.
Fuente Ymbro/Díaz, Román, San Román
Toros de Fuente Ymbro, muy bien presentados y astifinos, mansos, descastados y muy deslucidos. Destacó el quinto por su calidad, nobleza y movilidad en el tercio final, aplaudido en el arrastre.
Curro Díaz: estocada caída (silencio); pinchazo y estocada baja (silencio).
Román: tres pinchazos _aviso_ y estocada (silencio); pinchazo y media atravesada (oreja).
Diego San Román, que confirmó la alternativa: _aviso_ estocada (ovación); estocada casi entera delantera (ovación).
Plaza de Las Ventas. 25 de mayo. Decimoquinta corrida de la Feria de San Isidro. Casi lleno (21.003 espectadores, según la empresa).
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