Tom Cruise devora Cannes en la entrega final de ‘Misión imposible’
La estrella cierra la saga a la que ha dedicado tres décadas con un estreno en el certamen francés en el que el único efecto especial ha sido él mismo


Han pasado por Japón, Corea del Sur y Londres, donde Tom Cruise apareció en el tejado del cine IMAX en el que se realizó el estreno. Pero la guinda la ponía Cannes. El equipo de Misión: Imposible. Sentencia final, el aparente cierre de una saga en la que Tom Cruise se embarcó hace tres décadas, se ha estrenado esta tarde en el festival de Cannes. No ha habido sorpresas, ni aviones en vuelo rasante, ni su protagonista ha aterrizado en paracaídas en la playa de la Croisette. El único efecto especial ha sido Cruise, el mejor truco del cine de acción actual.
Tras una hora de alfombra roja a punto de reventar de esmóquines y modelos de impresión (todavía se hace la vista gorda con los vestidos voluminosos) y bajo un sol veraniego, Tom Cruise subió las escaleras del Palacio acompañado de McQuarrie y por parte del reparto: Simon Pegg, Angela Bassett, HayLet Atwell, Greg Tarzan Davis, Tramell Tillman, Esai Morales, Hannah Waddingham y Pom Klementieff. De fondo, una orquesta atacó la melodía del argentino Lalo Schifrin, compuesta para la serie de televisión original, que posteriormente en manos de un dj se alargó durante los 15 minutos que tardaron en subir los 24 escalones. Por ello, la proyección de Misión: Imposible. Sentencia final (que se estrena en España el próximo jueves 22) comenzó con bastante retraso.

En las calles, centenares de personas se agolpaban para, con suerte, disfrutar de una ráfaga de un segundo de visión de Cruise, que después de salir del coche firmó bastantes autógrafos. En esas aceras cercanas al Palais se oía hablar francés, aunque en los restaurantes y en las tiendas, o en las cercanías de los hoteles de lujo que se apelotonan en el paseo de la Croisette el idioma que más se escucha es el ruso.
Hace tres años el certamen ya se rindió ante el actor estadounidense de 62 años, cuando recibió una Palma de Oro de honor en la gala de Top Gun: Maverick, y la patrulla acrobática de la Fuerza aérea francesa pasó en un vuelo rasante por encima del Palacio como cierre de aquella alfombra roja. En la búsqueda del más difícil todavía en que ha convertido su vida y su carrera Cruise, al día siguiente de su ascenso a los cielos londinenses, saltó de un helicóptero con una cámara pegada a su pecho. Todo le parece poco en la búsqueda del triple salto mortal en que se ha convertido la saga protagonizada por el agente Ethan Hunt. Tom Cruise parece no querer detenerse, aunque su próximo proyecto le devolverá al cine de autor, con Alejandro González Iñárritu en la dirección.
En un encuentro previo con Christopher McQuarrie, el cineasta que ha dirigido las últimas cuatro entregas de la franquicia (la niña bonita de la carrera del actor), realizado horas antes del estreno, Tom Cruise apareció por sorpresa y durante casi sesenta minutos compartieron escenario contando anécdotas de los rodajes, en muchas de las cuales el actor rozó la muerte. Sigue filmando sin especialistas que le suplan: “No tengo miedo de encontrarme frente a lo desconocido, el cine es emoción y placer, y cuando hay que hacer esfuerzos, prefiero enfrentarme personalmente a ellos”, apuntaba.
Para Cruise, ese riesgo hace la vida interesante: “Algunas personas pueden tener miedo a lo desconocido; yo más bien siento curiosidad”. Desde crío le han atraído las nuevas experiencias —“Es mejor intentar algo que no hacerlo”— y eso vale para el cine: “No pidas permiso para hacer algo. Sencillamente, hazlo. Y no esperes que salga perfecto, porque la vida no lo es, las películas no lo son, la gente no lo es... Inténtalo todo, que será mejor que lamentarte por no haberlo afrontado”.
El negocio funciona: la anterior entrega, Sentencia mortal, costó 268 millones de euros (300 millones de dólares), a los que había que sumar otros 89 millones en la promoción del lanzamiento. Recaudó en todo el mundo 510 millones. La nueva, Sentencia final, que se rodó consecutivamente a la anterior —y no a la vez, como dice la leyenda creada por Hollywood— puede haber alcanzado los 357 millones de euros de presupuesto.

Al final, todo este monstruo cinematográfico está en manos de dos personas, McQuarrie y Cruise. En la charla precedente, apuntaron que truco que el público verá al final de la película se inspiró en un vídeo de TikTok que el director le mostró a Cruise. “Yo pensé que simplemente le divertiría. Me soltó: ‘Yo podría hacer eso’. Yo le dije: ‘No, no puedes’. Y se emperró: ‘Sí”. Lo han hecho. Por eso McQuarrie agregó: “A menudo me preguntan: ‘¿Tom me ha sugerido algo que yo haya rechazado? No. Pero, ¿me arrepiento de haberle sugerido muchas cosas a Tom? Sí”. ¿Será esta octava película la última? Palabra de Cruise: “Dejemos que el público la descubra y decida”.
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