‘También esto pasará’: insustancial traslación del formidable libro de Milena Busquets
La versión de María Ripoll se queda en una nadería autosatisfecha y vacua acerca de la existencia de una joven mujer, culta, rica y lista

Por múltiples razones, no es fácil llevar a la pantalla un libro tan formidable como También esto pasará, rotundo éxito literario nacional e internacional de Milena Busquets, publicado por Anagrama en el año 2015. Ni por ese exquisito tono que partiendo de la ligereza alcanzaba la profundidad. Ni por su prosa limpia, elegante y sencilla. Ni por su estructura en forma de monólogo en el que una hija habla con su madre sin que esta pueda apenas responder porque simplemente está muerta. Ni por la prácticamente total ausencia de relato, más allá de sus brillantes disquisiciones culturales, literarias, vitales y sexuales. Una novela de autoficción repleta de frases imponentes y pensamientos y actitudes complejos, con los que se podía empatizar pero también sufrir una especie de choque social por caminar siempre en el alambre del clasismo, el elitismo y la autocomplacencia vital. María Ripoll, veterana cineasta barcelonesa, lo ha intentado con la película homónima que hoy se estrena. Pero ha resbalado en casi todos sus peligros.
La versión cinematográfica de Ripoll se queda en aquello en lo que podría haber degenerado la novela: en una nadería autosatisfecha, elegante en general y mordaz por momentos, pero vacua al fin, acerca de la existencia de una joven mujer, culta, rica y lista, cuyo individualismo podía lindar peligrosamente con el egoísmo. En el libro, aquella amenaza, siempre latente, era eludida por el talento, el ímpetu y la verdad de Busquets en torno a la relación con su madre, la escritora y editora Esther Tusquets, figura de la intelectualidad catalana y miembro de aquello que se llamó la gauche divine (la izquierda divina), y también alrededor de sus amores y sus relaciones sexuales. En su versión literaria original, a través de una profundidad extraña y fascinante disfrazada de levedad, la escritora y su evidente alter ego, rebautizado como Blanca, se hacían tiernas y simpáticas, turbias e inteligentes, penetrantes en todo momento. Ripoll y sus coguionistas, Olga Iglesias y Lea Garbini, no han logrado trasladarlo a imágenes con la hondura necesaria.
También esto pasará, versión cine, deriva en película episódica con demasiada voz en off (la novela ya apuntaba esas contingencias en su traslado al nuevo lenguaje), en la que pocas veces se llega al interior del personaje, al proceso de aceptación de la muerte de un ser, su madre, que todo lo dominaba, casi siempre para bien y a veces para mal.

“La ligereza es una forma de elegancia”, se dice en la novela y también en la película. Pero Ripoll, que siempre ha sido una cineasta sofisticada, y que cuando ha tenido un buen material entre manos ha hecho un puñado de notables trabajos (Lluvia en los zapatos, Tu vida en 65’, Vivir dos veces), no alcanza a convertir sus imágenes exteriores en el retrato interior de una mujer seductora, pese al buen trabajo de Marina Salas, de sobrado parecido físico con la escritora Busquets.
En determinadas secuencias grupales Ripoll parece querer dar ritmo interior por medio de recursos harto discutibles: los minizooms hacia dentro y fuera, como en las más vulgares series de televisión; incluso un retrozoom, o efecto Vértigo, a saber por qué razón, pues en ese instante el texto que lo acompaña ni siquiera es esencial. Florituras que poco aportan a un retrato doliente y vivaz, que podría haber sido de cuestionamiento personal, como la novela, pero que solo apunta a herencia privilegiada. A bosquejo de un modo de caminar por la vida; a liviana estampa de una mujer libre y desprejuiciada que, en imágenes, no termina de persuadir.
También esto pasará
Dirección: María Ripoll.
Intérpretes: Marina Salas, Susi Sánchez, Carlos Cuevas, Sara Espígul, Borja Espinosa, Carles Francino.
Género: drama. España, 2025.
Duración: 94 minutos.
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