El andamio de una vida en construcción
Las películas con sabio profesor, equilibrista del sentido común en un ambiente depauperado, se han ido conformando como un subgénero clásico


Las películas con sabio profesor, equilibrista del sentido común en un ambiente depauperado, donde dar clase es casi una metáfora de una bajada a las trincheras y de un enfrentamiento diario con un contendiente que no es tal, pero que anda dispuesto para la batalla, se han ido conformando como un subgénero clásico en todo el mundo, con exposiciones de todos los estilos a través de variados métodos formales. Pero quizá la gran novedad de Aprendiendo a vivir, notable película israelí configurada a partir de las formas del cine social contemporáneo, es la insólita figura del maestro: soberbio en su trato con los alumnos, en su paciencia y en su fijeza, en su metodología y en su amplitud de miras para con la educación y con la sociedad, pero absolutamente derrotado por dentro.
APRENDIENDO A VIVIR
Dirección: Matan Yair.
Intérpretes: Asher Lax, Ami Smolartchik, Yaacob Cohen, Keren Berger.
Género: drama. Israel, 2018.
Duración: 94 minutos.
Cámara en mano, de un modo ágil, casi violento porque la actitud de los chicos roza la desvergüenza, Matan Yair, su novel director, establece su relato a partir de dos fundamentales dicotomías. La primera, entre el reglamentarismo y la ortodoxia educativos, y la disidencia en las formas para llegar a un objetivo imposible de cumplir mediante la cuadrícula mental de ciertos mandos. Y la segunda, entre un sentido práctico de la vida, sobre todo la laboral, eje de la vital en un futuro, representada por el padre del chico protagonista, de 17 años, y un sentido teórico de la existencia, asentado en el estudio y el conocimiento, y su inteligente aplicación en el día a día, representado por el profesor.
De este modo, Yair nunca encuentra las respuestas, porque con toda seguridad eso no está en manos del creador, sino en todo caso del espectador, pero siempre se hace las preguntas más adecuadas. Algo esencial que además comparte con su joven criatura de ficción, aparentemente disoluto por fuera, pero clarividente por dentro, y experto en andamiajes en la pequeña empresa de construcción de su padre, como metáfora de una etapa en plena cimentación. ¿Para qué seguir? ¿Cuál es el sentido de todo esto a lo que llamamos vida?
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