‘La zona’ y el mal
Apoyado en una gran banda sonora y buenas actuaciones, 'La zona' no solo es un oscuro thriller, también propone una reflexión sobre la naturaleza humana
En La zona, un accidente nuclear ha dejado un panorama natural y moral desolador. Años después de que se produjera, la naturaleza ha campado a sus anchas en la zona de exclusión, con alimañas acechan no solo entre la fauna asturiana, sino también en los despachos de las instituciones que toman las decisiones. Hasta en las peores circunstancias hay quienes quieren sacar tajada de la situación. Al fin y al cabo, esto es España.
La zona le ha servido a Movistar + como presentación de su nueva tanda de producciones propias. Tras el estreno de Velvet colección, heredada de Antena 3, la primera serie original ha sido esta creación de los hermanos Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo, con largo recorrido en el cine y la televisión y responsables de aquella recordada y celebrada Crematorio. Aunque la plataforma de televisión de Telefónica la ha emitido al estilo tradicional de un capítulo a la semana, parece más recomendable degustarla en maratón (desde la semana pasada está disponible al completo en vídeo bajo demanda). No es una serie sencilla y puede costar entrar en ese universo oscuro, asfixiante a pesar de la cantidad de localizaciones naturales y con una poblada colmena de personajes que se van presentando poco a poco en la historia —hay personajes importantes en la trama que no aparecen hasta el tercer o cuarto capítulo de los ocho que tiene—. Es una historia que requiere tiempo y paciencia, con una primera mitad que va presentando las piezas de un puzle complejo que empieza a encajar en la segunda mitad hasta llegar al gran séptimo episodio.
Apoyado en una gran banda sonora y buenas actuaciones (por destacar algunas, ojo a Eduard Fernández, Emma Suárez, Alexandra Jiménez o Luis Zahera, por ejemplo), La zona no solo es un thriller, también propone una reflexión sobre la naturaleza humana y sobre el mal en formas variadas. “Todo mal genera otro mal necesario para combatirlo”, dice el personaje de Juan Echanove, una idea que sobrevuela todo en La zona. No será perfecta, pero se agradece el riesgo en la apuesta formal y temática en una serie que pinta un panorama desolador en el que, al final, se cuelan pequeños rayos de esperanza.
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