Chocante, sorpresivo y muy revelador

Todo lo que rodea a And the Anonymous Nobody…, primer disco oficial de De La Soul desde 2004, es chocante, sorpresivo y muy revelador. Resulta difícil de creer y asimilar que una banda con tanto recorrido, talento y peso histórico haya tenido que recurrir al micromecenazgo vía Kickstarter para financiarse un álbum. Y aún más alucinante que con esta campaña haya conseguido recaudar algo más de 600.000 dólares (534.000 euros), un presupuesto más abultado del que hubiera dispuesto bajo control de una multinacional.

Aunque seguramente lo más fascinante y llamativo de todo este proceso sea el hecho de que un grupo con su veteranía y estatus haya invertido tantas ideas, aventuras y sueños en un regreso que solo parecía importarles a unos pocos nostálgicos de ese hip-hop que nunca volverá. En ese sentido, en el de volcarse al cien por cien en el proyecto, And the Anonymous Nobody… es un disco tan errático como deslumbrante: a pesar de su mareante baile de invitados y colaboradores —de Usher a Damon Albarn, de 2Chainz a Roc Marciano, de Snoop Dogg a David Byrne, por citar algunos contrastes—, de su excesiva duración y del hecho de que la banda apenas se reserva cuatro canciones para ella sola, el resultado emociona y convence en su intento de darle una visión global y novedosa a sus canciones.

En una vuelta de tuerca inesperada, De La Soul ha renunciado al sampleo, la técnica creativa que les encumbró y que definió su sonido durante más de dos décadas. Para evitarse los quebraderos de cabeza que conlleva no dejar rastro de las muestras sampleadas, el trío ha optado por fabricarse sus propios loops a partir de jam sessions en formato banda.

Y esto, lógicamente, ha incidido en su música: más melódica, ligera y domesticada, esta versión de De La Soul, que incluso se atreve a integrar bellos arreglos de cuerda, ha grabado su particular definición del hip-hop maduro y ponderado.

And the Anonymous Nobody… De La Soul. A.O.I. Records