Fernando Estévez, el científico que oía a todo el mundo
Fue uno de los antropólogos culturales más destacados del país

En la política museística de Tenerife, una de las inversiones socioculturales más afortunadas del Cabildo de la isla, la figura del pensador y antropólogo Fernando Estévez González (La Orotava, Tenerife, 1953), que falleció el pasado martes en Santa Cruz de Tenerife tras meses de una enfermedad galopante, destacaba por un talante inusual de sabio temprano, discreto y receptivo. No era nada común su falta de estrellato académico y aquel interés cordial en difundir (lo docto y la bagatela) todo lo que diera gusto conocer.
Coordinaba un museo ilustre del organismo autónomo insular, el de Historia y Antropología de Tenerife, y había ganado para la causa a varias generaciones de alumnos como profesor titular de Antropología Social de la Universidad de La Laguna. Era un investigador con bríos —uno de los grandes antropólogos culturales de este país— y era todo oídos a cualquier iniciativa y sugerencia de los demás; fomentaba alianzas multidisciplinares sin mayor esfuerzo.
El gran pensador del guanche del último medio siglo (el fenómeno étnico canario le llenaba de curiosidad) era consciente de que el pasado resulta subyugante. ¿Por qué apasiona tanto el pasado?, se preguntaba este cultivador de memorias indígenas que dialogaba con todas las áreas y las recopilaba en libros y exposiciones antológicas para el deleite general, siempre ameno y rupturista en la faceta de comisario y autor.
“Para los canarios, los guanches fueron y son, al mismo tiempo, los ‘otros’ y nosotros”, decía al inicio de su obra inexcusable, Indigenismo, raza y evolución, con prólogo del gran antropólogo norteamericano George W. Stocking, una delicia de tesis para lectores exquisitos, que a finales de los años ochenta —cuando salió a la luz— agitó la antropología nacional con su capacidad sugestiva. Stocking bendecía la aportación del canario en la senda de “lo mejor de la moderna historia de la antropología”. Estévez rompió moldes, en una época en que se hablaba de la crisis de la antropología; concilió la visión historicista y la crítica y armó con éxito una revisión del guanche, el primer no europeo con el que se toparon los europeos en su expansión.
Tenía la inquietud del saber, decir y escuchar, era un antropólogo con incitaciones históricas y filosóficas, que indagaba en la prehistoria con las gafas de este milenio. Bebía en Viera y Clavijo (oráculo del indigenismo) y en la raciología francesa y alemana, deambuló por todas las veredas buscando el sitio donde examinar a la luz de los caminos la misteriosa bocanada del guanche: un personaje por escrutar, rodeado de sigilos por los siglos de los siglos.
Los mejores episodios de la vida de Estévez habían tenido que ver, sin duda, con las indagaciones sobre el primer poblador de sus islas, cuya huella, tras 2.500 años de estadía, le estimulaba como a un explorador todo indicio de un tesoro. Junto a los colegas y amigos de toda la vida, Rafael González Antón y Conrado Rodríguez Martín, y el gran paleopatólogo Arthur Aufderheide (1922-2013), de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), promovió, hace un cuarto de siglo, el proyecto CRONOS, que puso las momias guanches en el mapa e inauguró la celebración de congresos mundiales de la especialidad.
A menudo conversaba en su museo con los objetos y el tiempo en numerosas muestras que puso en pie, sin ninguna inclinación anticuarista, como Aura, veneración, identidad, Fantasmagorías y Cosas donadas, cosas redivivas, que permanecerá abierta hasta el 18 de septiembre. Esta vertiente expositiva que en su última etapa le acercó a las tendencias más innovadoras se echará en falta con su ausencia, pues había creado una auténtica escuela de exhibición de las cosas más inesperadas, visibles y hasta comestibles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Al menos dos muertos y ocho heridos en un tiroteo en la universidad de Brown, en Estados Unidos
‘Los domingos’, en cine, y ‘Anatomía de un instante’, en serie, ganan en los premios Forqué 2025
Hamás acusa a Israel de “socavar el alto el fuego” en Gaza al atacar al número dos de su brazo armado
Pedri dirige y Raphinha ejecuta en el Barça de Flick
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- Los 50 mejores libros de 2025




























































