El escritor Sergio Pitol abandona el hospital y vuelve a su casa

El escritor Sergio Pitol ha vuelto a casa. El autor, de 81 años, ingresó en el hospital Ángeles, en Xalapa (Veracruz), el pasado lunes 2 de febrero, afectado por una fuerte hemorragia interna. En los primeros días se temió por su vida. Pero su evolución, según sus allegados, ha sido extremadamente positiva y el peligro que representaba la angiodisplasia gástrica ha sido minimizado. “Su estado es estable, pero aun estará, al menos por quince días, en convalecencia y con visitas muy restringidas. Por su edad, su recuperación será lenta”, indicó uno de sus cuidadores a este periódico.

Su entrada en el centro sanitario desató las críticas de una parte de su familia contra quienes le estaban cuidando. Su primo, Luis Demeneghi, acusó a los responsables de su tutela de haber actuado con negligencia por no haberle ingresado antes. En unas explosivas declaraciones sostuvo que Pitol estaba secuestrado por una “camarilla” e hizo públicos documentos médicos que sostenía que el autor de El arte de la fuga había perdido sus facultades mentales.

Esta andana desencadenó una respuesta masiva del mundo literario. Escritores como Elena Poniatowska, Margo Glantz, Juan Villoro o Mario Bellatin defendieron públicamente su lucidez y pidieron respeto a la intimidad del premio Cervantes. El escritor sufre una afasia progresiva que le impide el habla. Pese a ello, sus amigos coinciden en que mantiene el control volitivo y que es capaz de leer y de comunicarse mediante gestos.

El escritor sufre una afasia progresiva que le impide el habla

Detrás de la polémica está la demanda de interdicción para lograr la tutela de Pitol que presentó la familia en octubre pasado. Aunque la custodia recayó por orden judicial en un organismo estatal y se nombró como cuidadoras a dos profesoras de universidad muy amigas del autor, el litigio sobre la capacidad mental de Pitol sigue abierto y tendrá que dirimirse en los próximos meses. El escritor desconoce la polémica que ha estallado durante su hospitalización. En su casa de Xalapa vive con su cocinera y su chófer.