“Somos rehenes de la lógica de producir lo que genera beneficios para los más ricos”, critica el antropólogo británico Jason Hickel
Una jornada sobre decrecimiento reúne en el Congreso a activistas, académicos y algún político en busca de alternativas al modelo económico basado en el aumento del PIB

“Somos rehenes de la lógica de producir lo que genera beneficios para los más ricos”, ha defendido este viernes en Madrid el antropólogo británico Jason Hickel en una jornada sobre alternativas al crecimiento económico celebrada este viernes en una sala del Congreso de los Diputados. En el evento, inaugurado por la ministra de Juventud e Infancia, Siria Rego, también ha participado, entre otros, Olivier de Schutter, relator especial de la ONU sobre extrema pobreza y derechos humanos; Giorgos Kallis, ecologista político y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona; y la directora de Greenpeace España, Eva Saldaña.
En un mundo que celebra cada incremento del Producto Interno Bruto (PIB) cualquier idea de decrecimiento económico suele generar rechazo y por ello los defensores de este concepto siguen dándole vueltas planteando otros nombres y enfoques, como el de sobriedad o el de poscrecimiento. Este debate está muy lejos de la esfera política, aunque en Europa de vez en cuando se dan algunos acercamientos: hace dos años el Parlamento Europeo organizó una conferencia con las principales voces defensoras de esta corriente, y países como Francia, Italia, Austria y Dinamarca han acogido encuentros similares. En España, distintas organizaciones ambientales y sociales, como Rebelión Científica, Greenpeace, Research & Degrowth, Ecologistas en Acción, Juventud x el Clima/Fridays for Future o ATTAC España han llevado este viernes la discusión a una sala del Congreso, aunque con poca presencia de sus señorías.
Hickel ha resumido que “lo que el poscrecimiento propone es subordinar la producción a necesidades democráticas”. A su juicio, existe una “producción perversa: se fabrican en masa SUV, moda rápida, jets privados, mansiones y armas, mientras faltan bienes esenciales como vivienda asequible, energías renovables, transporte público o agricultura regenerativa, porque estos generan menos beneficios para los más ricos”.
El antropólogo, autor de Menos es más: cómo el decrecimiento salvará al mundo, ha defendido reducir la producción en sectores dañinos, como los combustibles fósiles, y aumentarla en otros, como las energías limpias o la vivienda asequible.
Pobreza y resistencia de la clase obrera
El relator especial de la ONU Olivier de Schutter ha argumentado que el concepto de crecimiento verde “es muy cómodo, porque no cuestiona el estilo de vida de los países más ricos”. Sin embargo, ha remarcado que la desigualdad también produce pobreza en estos países. “Cuando convives con personas con gran poder adquisitivo, te privas de ciertos bienes básicos, como la vivienda”, ha señalado. Ha puesto como ejemplo Madrid: los precios de alquiler son tan elevados porque hay gente muy rica que puede pagarlos, lo que deja fuera del mercado a quienes tienen ingresos más bajos.

Hickel ha reconocido, sin embargo, que tanto el decrecimiento como el “crecimiento verde” generan resistencias en muchos sectores de la población. “Es comprensible que cuando hablamos de reducir sectores como los combustibles fósiles, los coches de lujo o las mansiones, eso implique pérdida de empleos para quienes trabajan en esas áreas. Mucha gente se siente en riesgo y va a resistirse”, ha admitido.
La salida para este antropólogo económico es una garantía de empleo público que ofrezca puestos en proyectos colectivos clave: energías renovables, transporte público, regeneración de ecosistemas o trabajos de cuidado, sectores que no interesan al capital privado.
Por su parte, Giorgos Kallis, que ha participado en una mesa centrada en el mundo académico, ha rebatido las críticas que señalan que la agenda del decrecimiento no incorpora métodos cuantitativos. Ha explicado que su equipo está desarrollando modelos para calcular si la energía generada es suficiente para cubrir las necesidades actuales del planeta. Sin embargo, ha subrayado que sus estudios van más allá de los números e incluyen enfoques sociológicos, ecológicos y de humanidades.
Declaración común y proposiciones
Instaurar una renta básica universal, reducir el sector turístico, cancelar los Tratados de Comercio e Inversión y promover un “decrecimiento digital”. Estas han sido algunas de las medidas incluidas en la declaración conjunta presentada en la jornada. Según el documento, “bajo el disfraz de la sostenibilidad y el crecimiento verde se esconde la voluntad de perpetuar lo insostenible”. Frente a ello, los firmantes han defendido una reducción planificada de la producción y el consumo.
El objetivo del evento, según los organizadores, ha sido abrir un debate sobre un nuevo modelo ecosocial que supere la dependencia del crecimiento económico como fin en sí mismo. “Necesitamos debatir mecanismos que mantengan equilibrios naturales y que entiendan que el PIB no es el único faro para diseñar políticas”, ha señalado Marc Pons, secretario de Transición Ecológica Justa y Preservación de la Biodiversidad del PSOE. Para Mar González, de Verdes EQUO, las actuales políticas verdes “no atacan la raíz de los problemas” y ha advertido de que, ante un planeta 1,5 grados más cálido, es necesario cambiar el enfoque de adaptación hacia la mitigación.
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