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El sector renovable se defiende del señalamiento tras el apagón: “Es una oportunidad histórica, no podemos tirarla por la borda”

Los últimos cortes de suministro en Europa, EE UU y Australia han derivado en una ola de ataques contra la solar y la eólica

Varios paneles solares en Olivenza (Badajoz)

La onda expansiva del gran apagón del 28 de abril se sintió, con casi un mes de decalaje, a 6.000 kilómetros de distancia de España: en el Despacho Oval de la Casa Blanca. En concreto, en el interior de una de esas carpetas negras que Donald Trump muestra a las cámaras tras firmar decretos. El republicano, que mantiene un marcado discurso antirrenovables y favorable al carbón, al gas, al petróleo y a la nuclear, firmó el 24 de mayo tres decretos para el impulso de la energía atómica en EE UU. Como ocurre con muchos de estos documentos, aún está por ver el efecto real de sus promesas. Si es que tiene alguno. Pero entre los argumentos que se citaban para justificar su renovada apuesta nuclear estaba, y en un lugar destacado, el apagón ibérico.

“Los recientes acontecimientos en Europa, como los apagones en España y Portugal, subrayan la importancia de que mi Administración se centre en la generación de energía disponible, incluida la energía nuclear, frente a la intermitente”, esgrimía Trump en uno de esos decretos, aludiendo a una supuesta falta de fiabilidad de las fuentes renovables. La mención en la Casa Blanca al cero eléctrico de la Península no es anecdótica: ha sido una constante en muchos países, siempre vinculada al discurso antirrenovables.

España se ha convertido en los últimos años en un referente internacional del avance de las renovables, con precios sustancialmente más bajos que en los países que aún dependen en gran medida de los combustibles fósiles o la nuclear y no del sol y el viento. En el momento del apagón —como en la mayoría de días primaverales— había una altísima participación de energía verde y, en particular, de fotovoltaica. En días anteriores, sin embargo, su aporte había sido incluso superior, sin que se hubiera producido ningún problema de suministro.

“En algunos medios de comunicación del Reino Unido, Australia e Italia, los tabloides y los comentaristas partidistas han aprovechado la oportunidad para poner en duda las energías renovables, a pesar de la falta de pruebas técnicas y de una investigación en curso”, constata Rana Abid, directora general de REN21, un think tank fundado en 2004 y que se interesa en las políticas de impulso a la energía renovable. “Sky News, The Telegraph y Fox Business sugirieron que la alta proporción de energía solar y eólica en España contribuyó al apagón". Algo que, cinco semanas después, sigue sin estar probado.

Chris Rosslowe, del grupo de analistas Ember, resume así lo ocurrido en las islas británicas: “Ha sido utilizado por la prensa de derechas como una forma de atacar la agenda nacional de emisiones netas cero”. Abid recuerda, con todo, que “no se trata de narrativas nuevas”. Y que, como ya había ocurrido en el pasado, se “tergiversan las causas técnicas y las soluciones”. A esos ataques, también en España, contribuyen las incógnitas sobre el origen del apagón que cinco semanas después aún persisten.

No es una dinámica nueva. En otros grandes apagones recientes también se desencadenó una ola de ataques de un corte similar. Abid y Rosslowe ponen como ejemplo los cortes de suministro en Texas (2021), Australia Meridional (2016), California (2019) y el Reino Unido (2019). En todos los casos, rápidamente se señaló a la solar y a la eólica, sin que tuvieran responsabilidad principal en el corte.

¿Son las renovables fiables? “Absolutamente”, responde Abid. “Los países que operan con porcentajes muy elevados de estas energías demuestran que la fiabilidad [del sistema] es totalmente alcanzable”, añade. “No hay ninguna razón técnica por la que las redes no puedan funcionar con hasta un 100% de fuentes de energía renovables”, agrega Rosslowe. Se requieren, eso sí, cambios normativos y, también, un despliegue masivo de soluciones de almacenamiento que sigue pendiente en países como España.

Relatos interesados

La cruzada viene de atrás, pero ha encontrado en el apagón un terreno particularmente fértil para echar raíces. El máximo responsable de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), José Donoso, enmarca los “posicionamientos negacionistas” y los “bulos” antirrenovables en una “guerra cultural” contra las tecnologías limpias. “No es algo específicamente de aquí: se da tanto aquí como fuera”, constata.

En la actual coyuntura española, posapagón, Donoso urge, no obstante, a “aclarar todo cuanto antes” para cortar de raíz “relatos interesados”. Entre ellos, el de que el apagón fuera resultado de un experimento del Gobierno, un extremo que las autoridades españolas han calificado de “delirio” y “teoría de la conspiración”.

Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, también coincide en que en el sector están ya “acostumbrados” a los ataques desde hace muchos años. Ahora, Ferrando cree que, más que para atacar a las renovables, el apagón se está utilizando para defender que las centrales nucleares sigan operando más allá del calendario pactado en 2019 sus propietarias, las grandes compañías eléctricas. Pero ese discurso de defensa de la continuidad de la nuclear, que tiene a la derecha parlamentaria en España como el principal aliado, también viene de lejos y ya se sirvió de otros momentos de crisis como justificación. Así ocurrió con los primeros anuncios de aranceles de Trump y con la invasión de Ucrania para reclamar que se siga empleando esta tecnología.

Donoso insiste, en todo caso, en la necesidad de no abandonar la apuesta por las renovables: “Estamos ante una oportunidad histórica y no podemos tirarla por la borda. No podemos permitirnos parar ni cambiar el curso de la historia, o estaríamos retrocediendo al pasado”. El responsable de UNEF ve “falsa” la “dicotomía” entre el modelo convencional (ciclos combinados de gas, hidroeléctrica y nuclear) y el verde de segunda generación (solar fotovoltaica y eólica): las renovables, defiende, “ya pueden generar con la misma robustez que las centrales tradicionales”. Siempre y cuando se produzca, eso sí, una actualización de los procedimientos de operación y un despliegue acelerado de soluciones de almacenamiento (baterías) en las propias plantas.

“Nos jugamos mucho como país”

“Se está culpando a las renovables por, supuestamente, no dar servicios auxiliares a la red. Pero ha quedado demostrado que no es así”, defiende Juan Virgilio Márquez, de la Asociación Empresarial Eólica (AEE). “Los aerogeneradores, en concreto, dan energía activa y, por tanto, también inercia. Recibimos consignas para subir o bajar generación cuando el operador del sistema así lo requiere. Y desde 2007 tenemos que cumplir un procedimiento de operación para que, si la tensión baja, los parques no se desconecten”, acota por teléfono.

España, recuerda el jefe de la patronal eólica, “se juega mucho como país: no se pueden poner en peligro miles de millones de euros de inversión” extranjera, sentencia en referencia a las abultadas sumas de dinero exterior que ha entrado en el sector en los últimos años. “Hay mucha ideología detrás, oportunismo e intereses de todo tipo...”. Y recuerda que el sistema eléctrico español “ha estado millones de segundos operando sin ningún problema; muchos de ellos con una altísima penetración de renovables”.

Hasta ahora, y frente a la beligerancia de sus críticos, el sector renovable había optado por una aproximación cauta, discreta. “Si hemos salido tan poco es porque vemos que muchos de estos ataques son infundados”, carga José María González Moya, director general de la asociación sectorial APPA. “Ni de lejos se puede decir que esto fue culpa de las renovables solo porque fueran el 70% del mix en el momento del apagón; ese es el discurso fácil”.

Una retórica, en todo caso, alimentada por las muchas incógnitas abiertas un mes largo después. “Es parte de una guerra política absurda contra las renovables, que llevamos sufriendo desde hace tiempo y que el apagón ha exacerbado”, cierra González Moya. “Y hay, sobre todo, mucho, muchísimo desconocimiento”.

Dos de cada tres españoles, a favor de invertir más en energía solar

A pesar de los ataques, las renovables parecen seguir contando con un apoyo entre la población. Una encuesta realizada por la organización More in Common apunta a que un 66% de los españoles creen que se debería invertir más en energía solar. En el caso de la energía nuclear, donde existe una clara división ideológica, con un respaldo notablemente superior en la derecha, ese porcentaje cae hasta el 35% de los encuestados.

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